miércoles, noviembre 29, 2006

Mercedes Milá, ¿perdiendo los papeles?

Me consta que, en muchos foros de internet, se pone a parir a la gran Mercedes Milá por su comportamiento en la entrevista que le realizará a Javier, uno de los últimos expulsados de la casa de Gran Hermano. Muchos se llevan las manos a la cabeza porque, según éstos, Mercedes Milá debe ser imparcial, debido a su condición de periodista. No es mi intención dedicar varias horas de mi vida a explicar en qué consiste la imparcialidad y la objetividad; sólo diré que ambos conceptos son una entelequia. La señora Milá no podría ser imparcial en su vida por el mero hecho de ser humana y, aunque a muchos se les llene la boca hablando de honradez y objetividad, nosotros mismos - los espectadores - necesitamos que exista esa "parcialidad"... ¿o es que muchos no nos alegramos del sopapo televisivo que le dio la presentadora al matón de Guadalix?.

La señora Milá es periodista y lleva mucho tiempo ejerciendo dicha profesión. A mi entender, los grandes reporteros deben tener personalidad: es decir, no son máquinas de hacer preguntas y copiar las respuestas al instante; el periodista debe indagar en la psicología del entrevistado y sacar de él algo más que lo obvio. Del mismo modo, hay que decir que Mercedes no está en ejerciendo, en Gran Hermano, labores de periodista, ella es presentadora y conductora de un show: ¿se le exige a Jesús Vázquez la misma imparcialidad?

A mi parecer, el verdadero problema de Mercedes Milá es que está demasiado engloriada: se le ha subido la fama un poco a la cabeza. A parte de que esa obsesión -casí enfermiza- por que la gente deje de fumar, creo que ha perdido un poco el norte. A mi modo de ver está como una regadera porque ¿es normal, que con tantos años de profesión, se enfrente de esa manera tan brutal a un personajillo como el tal Javier? ¿qué necesidad tiene Mercedes Milá de caer tan bajo?. Otra cosa es que la mujer tuviera razón, porque la tenía. Muchas mujeres nos hemos sentido heridas por la manera de comportarse del concursante y sus tácticas poco "elegantes". Sin embargo, en público, Mercedes no debería haber caído en el juego soez del concursante.

No obstante me agradó ver "acojonado" a tremendo "machito". Un aplauso!!

Estas rarezas que vienen de la mano de Mercedes Milá no pertenecen sólo a este año y al contexto actual de la casa de Guadalix. Ya en la anterior edición, resultaba bastante deplorable el comportamiento de la susodicha al proclamarse defensora a ultranza de "el galán de las maduritas": Pepe. Resultaba grotesco como se cebaba con los integrantes del bando contrario al casanova y como adulaba a los amigos de éste.

En esta historia, lel secreto reside en tomárselo con filosofía. Algo tiene que estar pasando con las audiencias, ya que, desde hace dos años, al programa se le está viendo bastante el plumero. El que "supuestamente" los espectadores dejen en la casa a los "políticamente incorrectos" (por no decir otra cosa), no creo que sea casual. Como dije, con filosofía... que si en la casa no hay polémica, en el plató está la Milá, para que la haya.

lunes, noviembre 27, 2006

La antena parabólica

Ahora que las parabólicas inundan nuestros tejados, nuestros balcones, nuestros patios, y casi casi por completo a muchos de nuestros padres, es imposible dejar de hablar de tamaño fenómeno. Alguien dijo (y si no lo digo yo) que vivimos en un mundo de ondas y esta claro! Ya los hombres no hablan en el bar sobre "lo buena que esta fulana", no, ahora, en los circulos masculinos, se presume de la audacia que tienen algunos de robarle las ondas WIFI al vecino de al lado. " Y le he cambiado incluso los puertos del router". - dicen los verdaderos héroes.

Desde tiempos inmemoriales se sabe que ha existido el cotilleo. Ondas que se transmiten por los tendederos, las mesitas de camilla, la cola de la pescaderia,... Ondas que nos hablan de un conocimiento ancestral, auténtico y quasi-divino de la importancia que tiene el vecino para su igual. Y siempre, en todas las comunidades de vecinos, en todos los barrios, en todos los pueblos, en todas las oficinas de aquí hasta el infinito, hay una antena parábolica.

Definición: "Se dice de la antena radioeléctrica con forma de parábola, y especialmente de la televisión, que permite captar emisoras situadas a gran distancia." Pues, en mi barrio hay una señora que coincide exactamente con esta certada descripción: nuestra antena parabólica particular.

Es radioeléctrica porque, literalmente, esta enchufada 24 horas a los programas de corazón, que constituyen, sin duda, su otro pasatiempo (o su otra ocupación). Tiene forma de parábola (invertida, eso sí) ya que si la observamos de cintura para'bajo nos recordaría a una estupenda mesa de camilla (min: 6 comensales). Y capta todas las emisoras, incluso las situadas a larga distancia, incluso sabe leer los labios y las técnicas más elaboradas del marujeo (que a saber son: escucha con vaso de cristal, el timo del poquito de sal, el registro de buzón y otras actividades de baja catadura moral).

Obviamente, la antena parabólica no solo conoce las verdaderas vidas de todos sus vecinos (tanto del que vive frente a su puerta como del que vive en la otra punta de la urbanización) sino que sabe de todos los dimes y diretes que circulan por la vecindad. Su función comunicativa no sólo la hace receptora de suculenta información, sino que , asimismo, transmite esa información contrastada, meditada, y basada en sus múltiples fuentes al resto de los mortales.

Es la primera en apostarse en la piscina. Marido a un lado, leyendo, totalmente ajeno al complejo mecanismo de engranajes que trabajan a marchas forzadas en el cerebro de su cónyuje. El niño, al otro lado, mata caracoles con una lupa. Ella, despues de untarse hasta los dedos de los pies de apestoso aceite de coco, se sienta en su hamaca (piernas abiertas para que el sol de en todos los lugares posibles) y GO!

Barre con la mirada a todos los que se han congregado en la piscina (que ahora son muchos, tras el lento ritual del aceite de coco). Fulana no se sienta con su grupito habitual (deben estar enfadados); Fulanita está siempre pegada al socorrista (deben estar liados); Megana esta sóla (se habrá separado del marido)... Y una interminable lista de pensamientos y conexiones psiquicas entre lo que ve y su sentido cotilleril (adquirido a base de años y años de marujeo).

Como antes dijimos, una buena antena parabólica no sólo se concentra en observar y analizar todas las ondas marujenianas que pululan alrededor de su radio de acción; para realizarse como antena debe comunicar todo lo que ha captado y contrastar de alguna manera, con el pueblo, todo lo que se ha ido maquinando en su cerebro (este proceso puede durar semanas o incluso meses).

En muy contadas ocasiones, la antena parabólica abandona la soledad de su puesto de recepción para situarse cerca de un foco de acción. Con la antigua excusa de contar chismes para recibir chismes, se junta con antenas parabólicas en potencia que le transmiten datos que, debido a las interferencias, se le han escapado a la GRAN AN TENA. A cambio de esta nueva información, la GRAN ANTENA transmite su saber ancestral gestado durante semanas a la antenilla en potencia, que luego lo transmirá dando lugar al rumor.

El ciclo comunicativo de la antena parabólica, por tanto, se cierra cuando la persona analizada escucha el rumor y es consciente de que su información más íntima es conocida hasta por el perro de su vecina del quinto (que por cierto hace días que la mira mal). De esta manera, las acciones que la susodicha persona lleve acabo en el futuro serán de nuevo analizadas por la GRAN ANTENA y, de nuevo, comenzará el cruel y despiadado ciclo del marujeo.

Un ciclo que puede destruir vidas, matrimonios, puede distanciar al perro de su amo y puede desembocar en una gran guerra de guerrillas totalmente soterrada en los lugares comunes de la vecindad. Por eso, tengan cuidado, porque la GRAN ANTENA PARABÓLICA OS VIGILA.

domingo, noviembre 26, 2006

Vuelve Take That!

Tras 10 años de silencio, como grupo, y con algunos descalabros profesionales de por medio, Take That vuelve a los anaqueles de nuestras tiendas de música y a los primeros puestos en descarga peer-to-peer. Sin duda la pequeña gira que realizaran, en primavera, por todo el Reino Unido, ha sido el motor de su inminente regreso y del lanzamiento de su nuevo disco. "Beautiful World", que así se llamará el último vástago del grupo, verá la luz mañana (27 de Noviembre). Los cambios son significativos: además del sutil giro de estilo y de ciertos cambios en algunas voces, no pasa desapercibida la nueva conciencia autónoma de cada uno de los integrantes . Pasaron a la historia aquellas canciones en las que sólo Gary se lucía y los demás le hacían los coros. En su nuevo disco, no sólo Mark y Howard cantan varias canciones, sino que hasta Jason Orange se atreve a hacer sus pinitos como solista.

Otro aspecto bastante destacable, es que los cuatro integrantes de la boyband han mejorado con la edad. Como el buen vino, se han desprendido de sus antiguos looks para adoptar una estética más seria y adulta. Si todavía soñáis con sus cuerpos embutidos en cuero a la moda de los primeros años o con el look "romanticón" del "Everything Changes", debo deciros que nada de ello encontrareis ahora en los integrantes del grupo de Manchester. Del mismo modo que, si por el contrario, añoráis al bueno de Rob, perdéis el tiempo buscándolo ya que ha rehusado a unirse a la fiesta, algo totalmente comprensible no obstante.

Su primer single se llama "Patience" aludiendo al tiempo que han necesitado tomarse para dar este gran paso en sus carreras. De hecho, el video -que os dejo en el post- muestra a los chicos caminando, a duras penas y micrófono en mano, por caminos inhóspitos hasta llegar a reunirse. Ni que decir tiene que están todos guapísimos, especialmente Jason que tiene un extraño parecido con Daniel Day-Lewis en "En el nombre del padre", aunque, realmente, me quedo con Mark, como siempre. Sea como fuere, la canción tiene buena pinta y muchos le auguran éxito.



Sin embargo, no todo va a ser flores en la viña del señor. Han pasado 10 años y, quieras o no, las cosas se ven de otra manera después de tanto tiempo. Te das cuenta de circunstancias de las que, con 14 años, obviamente, no te dabas cuenta. Una de ellas es la escasa participación del grupo tanto en la ejecución como en la creación de las propias canciones. Quiero decir que, antes, la filosofía de Take That consistía en un chico regordete que cantaba bien y componía bien, siendo, el resto de los chavales un mero adorno. Con el paso del tiempo, algunos, como Robbie, fueron tomando protagonismo: cantaban como solistas, de vez en cuando. Mark cantó, en total, dos canciones y Howard hizo lo mismo. Lo que uno se pregunta es, ¿qué hacían el resto del tiempo?. Lo más alarmante es que sólo escuché a Jason una vez cantar una canción como solista y ¡fue en un concierto!.

Supongo, que echando la vista atrás, Take That tuvo que convertirse, en los últimos años, en una bomba de relojería. Por un lado estaban cuatro integrates del grupo que sólo hacían coros y cantaban, aunque, de vez en cuando, tenían el honor de poder lucirse en soledad. Frente a ellos estaba Gary, el que ganaba dinero y el respeto de la crítica. Pero, desde el punto de vista del cantautor, tuvo que ser también muy duro. Cantas, compones, bailas (es decir, todo), tienes que compartir las ganancias con cuatro que están de atrezo y encima le caes mal a todas las fans: porque a todas nos caía fatal Gary, es o no?

En definitiva, ya veremos cuanto aguantan de nuevo juntos. Yo iré mañana mismo a por mi disco.

sábado, noviembre 25, 2006

The Child Catcher

No voy a descubrir nada nuevo si digo que la estética de Brian Warner no suele dar demasiado buen rollo. De hecho, causa bastante reparo verlo sin un ojo o maniatado. Son cosas del marketing. La carátula de su disco Smells like children no me dejó indiferente desde el principio. Me cuesta bastante observarla por mas de tres segundos, para qué negarlo. Durante muchos años, me pregunté por qué me resultaba tan traumático verla. Lo cierto es que la estética me recordaba a algo, a algo del pasado... ¿pero a qué?

Hasta hace relativamente poco, no llegué a asociarlo con un miedo de mi infancia. En el propio título del álbum estaba la clave.
Smells like children o huele a niño me llevó a asociar aquella imagen a la del Child Catcher, aquel personaje cruel que robaba niños. El hombre del saco, pero a lo anglosajón.

Quizás lo recordéis de la película Chitty Chitty Bang Bang. Sí, aquella del maravilloso coche que volaba y navegaba con ese soniquete tan característico. Pues bien, seguro que conserváis en la memoria el momento en que la familia Potts y la tierna Truly visitan aquel país tan triste donde los niños habían desaparecido. Seguro que no olvidasteis el impresionante castillo y a aquel rey caprichoso cuya mayor diversión era coleccionar juguetes. Ahora, traed a la memoria la imagen de aquel ambiguo ser vestido de negro, con su sombrero de copa cubriéndole el ralo pelo oscuro. Pálido y extremadamente delgado, sus movimientos son graciosos y ágiles. Sin embargo, lo que más le llamará la atención será su nariz, su arma más eficaz. Con su fino olfato es capaz de oler a los niños y encontrarlos en cualquier sitio donde se escondan.

Recuerdo cómo, de niña, me tapaba los ojos cuando aparecía en escena tan siniestro personaje e increpaba a los niños para que no hicieran caso de sus burdas artimañas para capturarlos. A día de hoy, aun me estremezco cuando lo observo -debo confesarlo- ya que, los miedos infantiles son marcas del pasado muy difíciles de quitar. Esperemos que el cazador de niños no venga a visitarme esta noche...


jueves, noviembre 23, 2006

Mark Owen: So lovely...

Ha pasado muchísimo tiempo desde que bebía los vientos por Mark Owen. Sin embargo, nunca le he perdido la pista a lo largo de estos años. Con un discutido éxito en solitario, su carrera ha sido relanzada tras ganar el Celebrities Big Brother 2 de Gran Bretaña. Al ver sus últimos vídeos y entrevistas, es fácil trasladarse a otra época, cuando el cantaba "Babe" vestido de principito mientras tres violinistas vestidas de época lo acompañaban en el escenario. Aún lo recuerdo, empapado en sudor y extenuado por el frénetico ritmo de sus conciertos, cantando con su delicada y dulce voz, la primera canción que pude escribir de memoria, con sólo 10 años, sin saber ni papa de inglés. Entonces, yo hubiera querido ser ese pequeño osito que unas fans arrojaron al público y que él les devolvió tiernamente. Era su sonrisa tan constelada, que cualquier mortal hubiera matado por que fuera dirigida expresamente a él.

Ahora Mark tiene 34 años, cumplirá, el 27 de enero, 35. Sigue teniendo la misma dulce sonrisa y su porte es igual de delicado como siempre. Seguro que sigue conservando su hermosa casa en Lake Distric, en donde pinta y practica yoga con frecuencia. Tiene un perro que se llama Sam,e igual, ya no conserva a su iguana Nirvana... hace tanto tiempo de aquello. A Mark le encanta la ropa, aunque últimamente su look es bastante descuidado, y tiene una novia, que es rubia y un poco "posh", a la que aborrezco desde mi más remota consciencia y a la que odiaré por siempre. Poco importa si te gustaban Take That, o si jamás oiste hablar de un tal Mark Anthony Patrick Owen,pero... ¿acaso no es el ser más abrazable que has visto? ¿acaso no es la persona más adorable del mundo?

miércoles, noviembre 22, 2006

¿Será esta?

A la altura del betún, nos vuelven a dejar a los jóvenes en el nuevo spot televisivo de la FAD. Una vez más, pulula, por la caja tonta, un nuevo anuncio, parido, sin lugar a dudas, por un comité de carcamales y puretas que nunca han sabido de que va el rollo. Muy lejos quedaron los tiempos en que los anuncios anti-drogas te hacían pensar y te causaban, cuanto menos, "mal rollo". Ahora, la tendencia en este tipo de "fundaciones" es conseguir campañas "molonas", con canciones pegadizas y actuales, para que el joven medio, por lo menos, se fije en el anuncio, aunque no utilice mucho el coco para ello.

En cierto modo, es una manera de supervivencia. Hace unos años, el drogadicto era un ser marginado y repudiado por la sociedad. Todos conocíamos a alguien que se había enganchado al jaco y que malvivía por las calles. Ahora, consumir droga es "integrarte" y el cannabis, incluso, se ve como algo sano y natural. Es normal que una panda de puretas piense que si van a hacer campañas que no sirven para nada, por lo menos que sean "guays" y que se recuerden, aunque nadie cambie su conducta por ellas.

El último NO-A-LAS-DROGAS de la FAD es un claro clamor a la anti-juventud. Sólo lo he visto una vez, y sinceramente espero que lo hayan retirado, puesto que es una monumento al desconocimiento y a lo carca. En el anuncio se muestran instantáneas de gente riéndose, pasándoselo bien, algunos caretos, pero nada que no tengamos en casa la mayoría de personas que no hemos vivido la postguerra. Lo verdaderamente alarmante, es que estas fotografías se asocian con gente que está drogada. ¿Por qué? ¿Es que para pasarlo bien hay que drogarse? ¿Es que todos los que nos lo pasamos bien los fines de semana nos drogamos? ¿Es que todos los que hemos salido en una foto divirtíendonos con los amigos, o con una cara "rara", nos hemos drogado? La incompresión es extrema. La falta de conocimiento sobre la juventud de hoy, suprema. Es una clara falta de respeto hacia todos los jóvenes.

Ya está bien, hombre. Que si somos unos vagos, que si no nos preocupa nada, que si nos asusta el compromiso, que si tal o que si cual. Ya está bien. Ni somos unos golfos, ni unos drogadictos, ni unos alcoholicos. Nos gusta divertirnos, y lo hacemos. Nuestra verdadera lacra es que somos hijos de gente que no se divirtieron en su día y que no entienden que la vida es algo más (debe ser algo más) que responsabilidades y ataduras. Si quieren hablar sobre las drogas, que sepan lo que son. Y si no, que hagan como la difunta Lola Flores: "si no lo comprendes, chútatelo".

martes, noviembre 21, 2006

Sórdido

El penetrante chasquido del látigo volvió a sonar al estamparse contra la carne de su víctima. "Me podría acostumbrar a ello", se dijo, mientras expulsaba el humo de su cigarillo. Los perfectos circulos de tabaco se arremolinaban en el cogote de su esclavo, mientras que una tímida gota de sudor, se escurría por el maltratado estómago masculino.

A John no le gustaba estar así, sometido a los caprichos de su ama. Sin embargo, pensó, no tenía otra cosa a la que aferrarse. Su contacto cruel le otorgaba confianza, seguridad y algo de calidez, en definitiva, lo único cercano que conocía. Se descubrió pensando en aquellos años pasados, cuando deambulaba sólo por el arrabal buscando una solitaria caricia en alguna esquina o en un sucio baño.

Entonces, el amor solo significaba contacto físico. Como si se tratara de un espíritu maldito, las mujeres lo evitaban, se asqueaban al percibir el sudor avinagrado que ni el jabón era capaz de eliminar de su aletargada piel. Sin embargo, por aquel entonces, todavía no habia sido repudiado por sus únicas amigas. Todavía, aunque por dinero, alguna persona conocía su nombre.

Sus "amigas", como él las denominaba, se abrían a el, impúdicas, cuando traspasaba el umbral de la puerta del burder más sucio de Southfort Bulevar. Aún podía sentir en su piel, cómo el olor rancio y el contacto de aquella cortina de cuentas africanas de la entrada, solían hacerle bullir la sangre tan rápidamente que su incipiente erección iba vigorizándose por momentos. Probablemente, durante aquellos tristes años, las probara a todas. Poco importaba el rostro que su amante tuviera, los estragos de la edad en la piel de aquellas mujeres eran nimiedades para él. Sólo el contacto, el calor que sentía al juntar los vientres frenéticos, le motivaba a llamar cada noche a la misma puerta.

Se hicieron tan intensas sus visitas como el olor que emanaba de su carne, hasta el punto de que, en los días más miserables, solo la dulce Sally era capaz de responder a su llamada. Fiel devota de la cocaina, Sally perdió su olfato cuando aún era una niña. Por ello, desde su mordaz inocencia, desfilaban por su cama todos aquellos vástagos de Satanas que ninguna de sus compañeras admitían en sus lechos. Entonces, Sally, entre el tintineo de sus joyas itinerantes, que portaban mil y una historia desgraciadas entre sus eslabones, se dejaba hacer, contemplando sus alhajas, pensando, quizás en un pasado que solo brillaba en el oro de sus pulseras.

Una fría noche de febrero, muchos vecinos se despertaron de madrugada con el destello de las luces de policía en la nieve. En la funesta sábana, se reflejaban miles de colores, vestigios de una navidad pasada. Nadie conocía el nombre de la persona que yacía bajo ella, ni a quien pertenecía la trémula mano que se precipitaba fuera del sudario. Muchos reconocieron las palpitantes pulseras que repiqueaban en el silencio de la noche. Otras, posiblemente, se alegraron al verlas. La dulce Sally murió en un sucio cuarto de baño, víctima de su propia inconsciencia. Los que la vieron, pudieron asegurar que esgrimía una tímida sonrisa. Probablemente ésa que muchos de sus clientes contemplaron en sus agonizantes citas. Nadie la lloró, excepto John, que se sentía el individuo más solo de la ciudad.

(continuará)

miércoles, noviembre 15, 2006

Sobre Culebrones

El culebrón es un género televisivo dispar. Aunque está totalmente menospreciado por sus contenidos fantasiosos y románticos, se trata de un formato capaz de mover a las masas. O si no, que pregunten en Brasil o en Colombia. Aunque no se tienen que ir demasiado lejos, ¿o es que nadie se acuerda de la fiebre española por Pasión de Gavilanes?

Actualmente, hay cientos de telenovelas en circulación, que, unidas a los miles de culebrones que pululan por nuestra inconsciencia, propician que haya gran diversidad temática dentro del propio género. Sin embargo, aunque se pueda creer lo contrario, los armazones que sustentan el folletín-de-toda-la-vida son siempre los mismos. Existen, por lo tanto, unos estándares que las aúnan a todas en lo que realmente son: telenovelas, culebrones... Precisamente en estos axiomas se basa el artículo de hoy. Pasemos, por lo tanto, a ver los rasgos característicos de una buena telenovela:


- Estructura: La telenovela, ante todo, es un relato lineal. Aunque estaría bien ver un culebrón tipo Memento, la historia de una telenovela es sencilla: presentación-nudo-desenlace. Se suele pasar de un situación estable a otra inestable, y aunque se suceden intervalos de cierta estabilidad, la calma sólo antecede a la más terrible tormenta.

- El final es el matrimonio: Aunque existen casos excepcionales, una buena telenovela siempre acaba con un buen bodorrio. Aunque, tradicionalmente, la última boda es la de la pareja protagonista, hay casos en que el último casamiento corresponde a una pareja secundaria.

- Diferencias entre clases: En una telenovela de cepa, no existen medias tintas: eres muy rico o muy pobre. La magia de los culebrones reside en que hacen posible que clases sociales tan distantes lleguen a cruzarse. De esta manera, es casi seguro que o bien el protagonista viva en una chabola y su enamorada en una hacienda fastuosa, o que, al contrario, el galanazo sea (con sólo treinta y pico años) presidente de una gran compañía, siendo ella sirvienta en su mansión de lujo.

Lo que si está claro que, dentro de la propia historia, siempre hay un caso en el que alguien muy pobre que pasa a ser muy rico (nunca, al contrario). Aunque el medio más utilizado en estos casos es la herencia, muchas veces se dan casos fortuitos de demencia en personas altruistas que ayudan al prójimo. También hay que tener en cuenta las relaciones interesadas.

- La lógica del malentendido: Un buen culebrón se basa, principalmente, en malentendidos. Es decir, en una telenovela, la armonía se pierde por tonterías que si se atajaran en su momento y a la cara, se resolverían en un plisplas. Sin embargo, si todo fuera así de simple, no estaríamos hablando de un culebron con 400 capítulos de media. Los constantes malentendidos propician que los enamorados apenas se vean y que, muchas veces, la palabra de un enemigo tenga más validez que la del ser más querido.

- Los amores reñidos son los mejores: Cuanto más te haga sufrir tu pareja, más te quiere. Normalmente, los protagonistas, en un intento de pensar en el ser amado antes que en ellos mismos, pierden el rumbo y no sólo hacen daño a su pareja, sino que también se fastidian a ellos mismos. Es por ello por lo que, en un culebrón, hay tantos lloros, peleas y decepciones. En comparación con los días de tristezas, las jornadas de plenitud se cuentan con los dedos de una mano.

- Siempre hay un cura: En todo culebrón hay un sacerdote. Puede ser un cura de pueblo, o de barrio o de la jet, pero siempre hay un representante eclesiástico en las telenovelas de verdad. El sacerdote, como todos los personajes, puede ser bueno o malo. Si pertenece a las fuerzas del mal, intrigará contra la consecución del final feliz. Si es bueno, dificultará la trama. Los protagonistas suelen pedirle consejo en varias ocasiones, ofreciéndole, el sacerdote, refugio en la fe y en la religión. Aparece el mítico "récele a la virgensita, mija", que ejerce de ancla de titanic en la acción de la telenovela.

- Siempre hay un enfermo o un discapacitado: Siempre hay un personaje que está en estado crítico o alguna persona que tiene algún tipo de minusvalía. Pueden ser malos o buenos: si son buenos, (y no son los protagonistas), son usados para dar pena o como recurso humorístico. En cambio, si son malos, serán personajes retorcidos amargados. Sea lo que fuere, al igual que el sacerdote, son actantes que contribuyen a la inmovilidad. Sirven para anclar a los personajes en las circunstancias infelices. Por ejemplo: "no me puedo casar con Luis Felipe porque mi padre se moriría del disgusto".

- El confidente: Es, el del confidente, un papel muy importante dentro de una buena telenovela, en tanto en cuanto, su periplo como personaje se basa en escuchar al galanazo o a la doncella protagonista. Su misión es idolatrar y escuchar hasta el paroxismo a su amigo/a, hasta el punto de que no es capaz de realizar acciones que no dependan de la propia historia de su ídolo. Con suerte, en el último capítulo, el confidente encontrará una novieta o noviete que romperá el nexo cuasi-matrimonial que tiene con su colega.

- El traidor (o lo encubierto): En toda telenovela, hay un secreto arcano que el espectador conoce desde el principio de la novela. Este secreto, solo se revelará en los capítulos finales. Maternidades clandestinas, robo o ventas de niños, asesinatos, conforman la base de muchas telenovelas. En la mayoría de los casos, existe la figura del traidor que es aquella persona que no aparenta lo que es. Para bien o para mal, este personaje actúa en las sombras, escondiendo su verdadera identidad (o sus verdaderos propósitos).

Ahora, toca decir que una telenovela es un género televisivo que, en ciertos contextos y sociedades, sirve para promover la ignorancia. Muchas veces calificado como el opio del pueblo, muchas personas recurren a las telenovelas como paliativo a sus propios problemas. La propia temática del culebrón, perpetúa y legitima una sociedad basada en la desigualdad, sumergiéndo al espectador en un mundo donde, los problemas sentimentales, adquieren más importancia que otros asuntos más alarmantes.

Del mismo modo, no debemos contemplar a un culebrón como algo que no nos pertenece. La telenovela en sí, no es un género importado; no es natural de ningún país sudamericano. Las primeras telenovelas que inundaron nuestras vidas no fueron Cristal o Topacio. Antes, mucho antes, ya existían las novelas radiadas o los libros de Corin Tellado que tanto leían nuestras abuelas o nuestras madres. A día de hoy, miles de formatos "culebronoides" de factura española inundan las parrillas de nuestras televisiones. Que no nos coman en seso. Sabemos que es lo que vemos, ¿o no?

domingo, noviembre 12, 2006

Pérdida

Pronto llegó a la orilla, hundiendo sus piececillos en la suave plenitud de la arena mojada. En su tobillo, lucía la hermosa pulsera que su madre le había regalado, coronada con un luna en la mitad de su engarce. El pequeño satélite le sonreía con destellos de luz desde abajo, en el preciso momento en que la suave espuma fresca le invadió por completo los sentidos. Sintiendo el precioso mar bajo sus pies, sus ojos infantiles solo pudieron comparar dicha imagen con un enorme huevo frito. La pose relajada de la madre hizo que la niña uniera su mirada a la suya. Y fue,entonces, cuando Lucía descubrió el mar y el color más intenso que había visto en la vida.

- Mamá, que color tan bonito. – dijo la niña.
- Es azul, Lucía. Igual que el color de tus ojos.

La niña bajó la mirada hacia las plantas de sus pies, donde el intenso caudal de agua era transparente y liviano. La pulsera en su tobillo había desaparecido.

- Mamá, la pulsera ya no está. – dijo Lucía con la mirada perdida entre las espumas. – el mar me la ha robado.
- No te preocupes Lucía. Al mar no le interesan esas cosas. Todo lo que en sus aguas se pierde, vuelve aparecer en una orilla. A lo mejor, en el otro lado del mundo, dentro de unos meses, quizás de unos años, alguna niña tan bonita como tú la encuentre. Entonces, tu pulsera no estará perdida.

La pequeña descubrió, entonces, a una bonita cocha nacarada que brillaba bajo el sol estival.

- Entonces, esta concha – dijo, agachándose para recogerla – se le perdió, alguna vez, a alguna persona. Me la llevaré a cambio. - y haciendo su propio trueque con las olas, se aventuró a correr por la orilla, sin percatarse, ni si quiera, de su propia pérdida.
Los ojos de su madre la observan con un poso de nostalgía en la mirada. Buceando en sus propios pensamientos, recordó cuando, siendo niña, había perdido la pulsera que su madre un día le regalara. Ésta, viendo el desconsuelo con que la niña miraba al mar, le había contado la misma historia que ahora ella le había relatado a su pequeña. Mucho tiempo después, pensado en el incidente, se dio cuenta de que el mar no regresa nunca aquello que quiere llevarse. Y que posiblemente, la pulsera de Lucía dormitaba ahora, en un país de tesoros, junto a su antigua pulsera, en las simas más insondables del océano.

sábado, noviembre 11, 2006

A Day in Life (in the morning)

Son las 7.15. Sólo quedan 15 minutos para que suene el despertador del móvil. Cerraré por un segundo los ojos, y de repente comenzará a sonar denuevo. ¿Es posible que haya pasado el tiempo tan rápido? No importa, volverá a taladrarme el tímpano dentro de 10 minutos. No obstante, coloco el móvil encima de la almohada para notarlo cuando vuelva tocar otra vez. Aunque podría escucharlo desde el otro lado de la habitación, siempre tengo el funesto presagio de que no lo oiré, y lo coloco al lado de mi cabeza, con el martilleante pensamiento absurdo de que. tenerlo tan cerca del cerebro, dentro de unos años, me pasará factura.

Las 7. 45. Solo 5 minutos para levantarme. Ya ha sonado el jodido despertador dos veces. A la tercera (dentro de 5 minutos) tendré que levantarme. Cuando escucho la hilarante musiquilla, me levanto. Me miró al espejo. Tengo el pelo fatal, y mientras me debato entre ducharme en la mañana o dejarlo para la tarde, decido que, probablemente, después del almuerzo duerma una enorme siesta (que nunca hago, por cierto).

Me meto en la ducha, mirándome antes en el espejo del baño. Es por la mañana, todo está, más o menos, en su sitio. Pero vuelvo a repetirme que tengo que adelgazar, es más, tendría que ir a un gimnasio y debería dejarme de comer tanto pan con Nocilla. Me meto en la ducha. El desagüe sigue atascado, probablemente, si no me doy prisa, rebosará el plato y perderé tiempo secando el suelo. Salgo, ya comienza a hacer frío. Es el momento del test de caída del pelo: parece que hoy ha habido suerte, no se han caído demasiados.

A continuación, la pregunta de rigor: ¿qué me pongo? No me gusta repetirme. Odio repetirme. Pero soy un desastre, tengo todos los pantalones rotos por los bajos. Necesito comprarme ropa, pero no es el mes idóneo; además siempre termino comprándome camisetas de manga corta que nunca me llegaré a poner. Al final, me cojo los pantalones de siempre, con alguna camiseta que más o menos se adapte a mi estado de ánimo (y a mi estado de curvas). Así está bien, el verde me realza los ojos. No estoy tan desastrosamente mal para tener que pintarme un poco; al fin y al cabo, nunca lo hago, cuando voy a trabajar.

Tengo hambre. Abro el mueble de la cocina y cojo un Pan de Leche de la Bella Easo. Me lo como pensando que a media mañana tendré hambre en el trabajo y que cuando llegue a casa me comeré a mi madre por los pies. Salgo de la casa. El ascensor está ocupado, para variar. Decido esperar. Menos mal que el coche está aparcado cerca. Hace relativamente poco tiempo que tenía una plaza de garaje en alquiler, justo debajo de mi edificio. Sin embargo, las cosas han cambiado. Aunque he superado lo de no atormentarme por las noches pensando en lo que le pueden estar haciendo a mi preciado coche aparcado - solo, en la calle -, cuando bajo a la calle por las mañanas, espero encontrármelo con un cristal roto. Afortunadamente no me lo he encontrado nunca así, por lo que toco el arbol más próximo.

Acto seguido, me monto en el coche, meto la llave en el contacto, bajo el cristal, quito el freno de mano, piso embrague y arranco. Meto marcha atrás. Miro por el retrovisor. Ahí está el capullo del vecino del quinto, en su moto, con su estúpido casco futurista, está justo en el punto de mira. Doy marcha atrás y le doy. Por fin, una alegría por las mañanas.

(Continuará)

viernes, noviembre 10, 2006

¿Hay alguien ahí?

Hoy es un día "down", para qué negarlo. No paso por un buen momento, pero ni si quiera a mi me importa; ya estoy acostumbrada a estas cosas. Encima, tengo un blog que no lee nadie, mi PageRank es un triste 0, y, encima, aunque hace unos meses mi página aparecía en los primeros puestos de una búsqueda en Google, ahora ni siquiera aparece en los registros.

De todas formas, aún apareciendo en las primeras posiciones, la gente no solía entrar en mi blog, y si entran, no leen mis post, y si leen mis posts - cosa que dudo bastante - mis temas deben ser tan aburridos que ni siquiera los comentan.

La verdad es que paso de intentar subir el PageRank de los cojones. Ya estoy acostumbrada a mirar todos los días el contador y encontrarme sólo 4 visitas. Si ni mi novio me lee, ¿que puedo pedir al resto del ciberespacio?. Hasta la fea de Yo Soy Bea tiene más lectores que yo en su blog.

Si estás leyendo este patético post, no intentes justificar mi falta de comentarios diciendo que por lo menos tengo 5 (porque solo tengo 5), ya que uno de ellos me lo puso un guiry que creo que no sabía ni español, dos los ha escrito mi novio para subirme la moral, y el resto (es decir 2) los he escrito yo -PATÉTICO-. Así que si has llegado hasta aquí, te ruego que me escribas un post para saber que no estoy tan sola.

jueves, noviembre 09, 2006

Judith Mascó: La "presentadora-modelo"

El intrusismo en la profesión es una lacra que nos afecta a todos los trabajadores que nos hemos preparado específicamente para algo durante mucho tiempo. Sin embargo, hay que admitir, que en el plano laboral, son los periodistas los que más crudo lo tienen. A día de hoy, parece que todo el mundo puede ser periodista, tiene algo que decir (mejor o peor dicho) y que, encima, quiere vivir de ello.

De esta manera, da realmente igual que hayas cuidado tu estilo periodístico hasta rozar la perfección, o que te hayas deshecho, con bastante esfuerzo, de tu exacerbado laísmo o de tu acento gallego; siempre puede aparecer en tu camino hacia el éxito una Belén Esteban del montón que hará lo que tu jamás harías sin dos copas de más: un "playback" de la nueva canción de Madonna, con mayas incluidas. Hay cosas contra las que no podemos competir. Hay que admitir que la columna que escriba Alexandro Lequio en cierta revista, será leída por más personas que la que escribes tú (pobre mortal).

El caso de intrusismo más horrendo que he tenido la oportunidad de ver vino de la mano de la nueva y alternativa cadena de televisión: Cuatro. Aunque van un poco de "guays", intelectualoides y creativos, es cierto que en muchas ocasiones sucumben al chabacanismo, en pos de captar algo de audiencia. O si no, ¿que pinta Gonzalo Miró de co-presentador en "Las Mañanas de Cuatro"? (Por cierto, otro que nunca ha dado un palo al agua).



No obstante el caso de Gonzalito se queda en pañales cuando lo comparamos con el de su compañera, la adicta a los donuts, JUDITH MASCÓ, la presentadora-modelo. Si uno trabaja por ser novio de una Grande de España que tampoco da palo al agua, la otra lo hace simplemente por ser guapa, haber sido modelo, estar retirada y haber hecho un anuncio de donnuts; un casting que seguro, tú, nunca pasarías. Guapa es, desde luego, y el cámara lo sabe ya que se harta de sacarle primeros planos constantemente. Supongo, que el espectador medio (sin importar su sexo), ante estas tomas, se quedará extasiado admirando su belleza; una burda estrategia del programa para que no prestemos atención a lo realmente horrible: el discurso de la "presentadora".

Intentando imitar a su homóloga en "El rival más debil" (Nuria González), tiene menos naturalidad que la leche en polvo. La postura "me-han-metido-un-palo-por-el-culo" que en principio atribuimos a los nervios de los primeros programas, no ha sufrido ningún tipo de evolución a lo largo de los meses, hasta el punto de que ayer, en la última emisión de Supermodelo 2006, Judith, seguía con su cara de: "no se mueve un pelo, ni una sola mirada" (fiel a la filosofía de su programa).

Está totalmente contrastado que las modelos son lo que son por ser guapas y delgadas, no por saber donde se encuentra Rusia, y si no, préstenle un poco de atención a la cantinela que se trae la Mascó. Sin poder parar de leer el socorrido teleprompter, uno se pregunta si es que la pobre Judith no tiene neuronas para improvisar, para aprenderse sus escasas intervenciones en el programa o si es que nunca le hicieron leer en alto en el colegio. Escuchándola, el espectador es capaz de visualizar, sin error aparente, las secuencias de palabras que aparecen en la curiosa pantallita. Del mismo modo, digamos que por su pequeña trayectoria como presentadora o por su falta de masa cerebral, la propia Judith no es capaz de hilvanar correctamente cada fragmento que aparece en el teleprompter, convirtíendose su speech en un batiburrillo de frases incoherentes, mezcladas con diferentes entonaciones y pausas inverosímiles.

Uno se pregunta, ¿no se da cuenta? o lo que es peor, ¿nadie se ha sentado con ella para decirle que lo hace de pena?. En una entrevista, Judith lanzaba al mundo su más comprometida misión: "Quiero dignificar la profesión de modelo". Está claro que lo ha conseguido; sois muy guapas, muy altas y muy delgadas, pero cada cual en su sitio, que para dignificar o hundir la "profesión de presentadora de televisión" hay otras más feas pero más preparadas.

lunes, noviembre 06, 2006

Un poema del pasado

Buceando entre mis cuadernos de poemas, que antaño me gustaba rellenar de impresiones, he encontrado un poema que le escribí a una buena amiga. Si es que alguna vez lee mi blog, por una de esas de la vida, espero que recuerde que estos versos iban dedicados a ella y que sepa que, a día de hoy, sigo experimentando la misma sensación cuando pienso en ella. Si me lees, sólo quiero decirte que me fastidia mucho la situación tan estúpida y rara que ahora nos desune. Que estos versos sirvan para conjurar la amistad que durante tantos años siempre nos unió. Te echo mucho de menos, bjorgy.

Hay ángeles que no están en el cielo,
¿y sabes por qué?
porque, a los ojos de un dios,
son como humanos,
y viven en la tierra, con nosotros,
y se les decubre sólo por sus movimientos
y sus actos.

Yo creo que tu eres un ángel,
con tus miedos y tus pasos de hada,
con tu parasimonia y tu incertidumbre,
ninfa mordaz de las aguas silentes.

Callas y sólo al andar, escucho el crepitar de tu pelo,
el roce de tus ropas, o tu respiración
en el silencio
y bien sé que, dentro de tí,
hablas y hablas como las locas
maquinas y urdes dulcísimos
¡dulce debilidad de las personas!

Yo creo que eres un ángel,
un ángel caído, que es una línea en negro
que ni a leerla me aproximo.
Intrigante y seductora como un gato,
con elegancias pasas por mi vida,
y yo solamente aspiro a conocerte,
-realmente- algún día.
(Enero de 2000)

domingo, noviembre 05, 2006

Las nulidades matrimoniales: o el divorcio de los cristianos.

En los tiempos que corren, está muy de moda eso de las nulidades matrimoniales. ¿En qué consisten realmente? La nulidad matrimonial es un favor que la Iglesia Católica te otorga, sobre todo si eres rico y famoso, mediante el cual, a ojos de Dios (si es que Dios los tiene), no has estado casado con la persona con la que un día te casaste. Por lo tanto, como no has estado casado, las próximas nupcias que tengas, después de esta nulidad, serán consideradas como ¡tu primera boda!

En un artículo informativo de la Archidiócesis de Madrid, te explican muy bien como va el asunto. Pueden declarar tu matrimonio nulo por muchos motivos, la mayoría de ellos por -parece- errores de la propia Iglesia que, según mi opinión, está mas interesada en hacer uniones que en la gente que acude a casarse. Por lo tanto, si te has casado siendo menor de edad, si lo hiciste con tu primo, o si, por el contrario, te cargaste a tu marido para casarte con el amor de tu vida, conciénciate, tu matrimonio es nulo. Si, por el contrario, raptaste a tu actual mujer, que era menor de edad, y, en la actualidad, le pones los toros, tu matrimonio no es que sea nulo, es que eres, cuanto menos, un hereje.

Una particularidad de las nulidades matrimoniales es que no están al alcance de cualquiera. ¿O es que acaso sabes de algún vecino tuyo al que se la hayan otorgado? No. Las nulidades sólo están dirigidas a aquellas personas famosas y ricas. Hasta cierto punto da igual si alardeas o no públicamente de tu adhesión a la religión católica (o a algunas de sus sectas), basta con que el saldo de tu cuenta corriente sea afín a la causa.

De esta manera, si eres famoso y estás divorciado, si no tienes la nulidad matrimonial: no eres nadie. Por ello, en el histórico de nulidades matrimoniales de nuestro famoseo, encontramos algunos casos que rozan lo hilarante. Uno llega a preguntarse cómo puede dejar la Iglesia que se hagan públicas algunas de ellas. En este sentido, pienso, que, en pos a la ya malograda imagen de esta religión, el tipo de temas que nos ocupan deberían, en todo caso, aplicarse a la gente de pie y anónima, y, en cualquier caso, no centrarse en gente pública que propiciará el aireamiento de estos esperpentos.

De este modo, es fácil contemplar nulidades matrimoniales del tipo de la de Alicia Koplowitz, que, con 58 años, y separada desde 1991, con tres hijos en nómina, ha recibido recientemente su nulidad. O por ejemplo, el caso de Rocío Carrasco (o Rociito) que, con boda multitudinaria en su día, dos hijos en su haber, posible infidelidad de por medio, recibió, hace tiempo, el ansiado veredicto. ¿Esto cómo se lo come la gente? (me pregunto). ¿Cómo reacciona la gente que va a misa de vez en cuando y, en la homilía, el curita de barrio aboga por la familia, por el matrimonio para siempre y ataca de pleno a las separaciones y divorcios? ¿A caso no nos damos cuenta que tanto la iglesia de barrio como el gran Vaticano, son lo mismo; que la iglesia que da nulidades a diestro y siniestro entre los separados del famoseo, es la misma que la que combate el divorcio desde tiempo inmemoriales?

En fin, resulta, esta situación, cuanto menos absurda: desde las dos partes. Es demencial que la gente aún pueda seguir creyendo en esta institución con dudosos principios que es la Iglesia, a la par que es ilógico que la Iglesia muestre este tipo de contradicciones en público. ¿Maneras de acercarse a la gente? ¿Formas de mostrar el matrimonio como algo que ellos combatían desde siempre: "algo no-para-toda-la-vidal"? El divorcio de los católicos, sea lo que sea, no deja indiferente a nadie.

miércoles, noviembre 01, 2006

Aquella bonita noche...

Aquella bonita noche, ella debió escoger la opción menos segura, la más imprudente, pero la más vanal. Se dejó llevar por sus miedos, por su pasado solitario, por la necesidad de un nexo en el tiempo que sólo le prometía su otra opción. Y se marchó con él, pensando que no merecía al otro, que ella era muy poca cosa para él... Y mientras dormía en las tibias sábanas que su elegido le proporcionaba, nunca dejó de pensar y de soñar con aquella noche, en lo que se hubiera convertido su vida de haber elegido a aquel otro, al que ella siempre deseó, al que ella siempre quiso, al prohibido.

Lizzy Wash.