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viernes, mayo 02, 2008

Invadiendo Polonia

Hace algunos días, viendo en televisión un nuevo y ultrafuturista anuncio de coches, recordé, de repente, aquella inmejorable escena de Asesinato en Manhattan. La secuencia es archiconocida: Carol y Larry Lipton (Diane Keaton y Woody Allen) salen de la ópera con aparente precipitación. Ella le dice: " El trato era que yo te acompañaba al partido de hockey y tú veías la ópera completa". A lo que Larry, genialmente, contesta: "No puedo aguantar tanto a Wagner. Me dan ganas de invadir Polonia". (Qué grande!)

Recuerdo que cuando vi por primera vez la encantadora película de Allen, no pude evitar una tremenda carcajada al escuchar el citado diálogo. Y es que, aunque bien es cierto que no tengo más vinculación con el pueblo judío que una más que sincera >admiración por Barbra Streisand y su "Yentl", he de reconocer que Wagner siempre me ha dado muy mal rollo. Evidentemente, esto no tiene nada que ver con la capacidad del señor para componer, que me parece admirable. Como os digo, es algo totalmente irracional.

Totalmente ajeno al mundo de la lógica, fue mi reacción al ver el nuevo anuncio del Citroën C5, coronado con ese espectacular (y conocidísimo) fragmento de la "Walkiria" y el eslogan "Caracter Alemán, Espíritu Francés". Sinceramente, se me pusieron los pelos como escarpias (también contribuye un poco el aspecto del maromo). Y es que, cuando se utiliza a Wagner como sinónimo directo de "lo germánico", algo irracional en mí, me hace aborrecerlo.



Tal vez sea por la idolatría que Adolf Hitler le profesó al compositor; tal vez, por la aterradora vinculación de sus notas a aquellos terribles paseos en los campos de concentración; tal vez por la grandeza de sus coros apocalípticos,... no lo sé. Es una sensación dificil de definir.

En cierto sentido, comprendo que es necesario diferenciar, por el bien de la humanidad, entre arte y política, aunque, también es verdad que, muchas veces, ambos conceptos van de la mano. A pesar de que, durante el nazismo, Wagner -al igual que Nietzche y otros pensadores- estaba, hablando claro, criando malvas tres metros bajo tierra, también hay que decir que el susodicho no era, ni mucho menos, un entrañable alemán obsesionado por la mitología aria. Independientemente de que fuera, sin lugar a dudas, un músico excelente, también es cierto que fue un ideólogo cuanto menos miserable. Si quizás, al principio, abogó por la unión de los pueblos y la concordia, con los años, fue convirtiéndose en un acérrimo defensor del nacionalismo alemán y en un antisemita de "pro": sin duda, una circunstancia ideológica que empapó a toda su música. Asimismo, según se ha demostrado, Wagner fue seguidor de Arthur de Gobineau, siendo su hija esposa de Houston S. Chamberlain, ambos teóricos inspiradores de una buena parte de la ideología nacionalsocialista. El suyo era un racismo biológico, primo hermano de lo que hoy en día conocemos como "higiene racial".

Por todo ello, y por algunas cosas más, hoy en día, Wagner no tiene muy buena crítica, por lo menos entre el público judío. Todavía, están mal vistas sus obras en el Estado de Israel ya que, aunque haya pasado más de medio siglo desde todo aquello, las heridas siguen bien abiertas. Hay quien dice que toda esta historia debería trascender en la medida en que se debería olvidar, en cierto modo, el pasado y volver a ver a Wagner desde sólo un punto de vista musical. Pero la música es emoción, reminiscencia, un juego de los sentidos y de los sentimientos... Como en el caso de spot publicitario, aún hoy, la música del compositor se asocia con lo alemán, con la grandeza del pueblo germánico,... es fácil dejar al cerebro sacar sus propias conclusiones. Un lastre, sin duda, que perjudica a todos.

domingo, junio 10, 2007

El mundo de Peters

Desgraciadamente, y aunque nos pese, en esta vida, todo es política. Nuestras existencias no están regidas ni por dios, ni por la luna, ni por los ciclos naturales del planeta; somos, en manos de los grandes mandamases del mundo, simples juguetes expuestos directamente a las consecuencias de cualquiera de las decisiones que quieran tomar. Asimismo, estamos sometidos a un brutal imperialismo cultural que es tan sutil y, a la vez, tan resistente como la tela de una araña. Los medios de comunicación, a lo largo del planeta, nos dan cada día una clase magistral sobre los modos de vida de la primera potencia mundial: conocemos al dedillo cada una de sus festividades, sus presidentes, sus formas de divertirse, sus estados y hasta podemos entonar, si demasiada dificultad, su idolatrado "oh say can you see...". Asimismo, pero en menor medida, conocemos los devenires de los países que se sitúan en la élite del capitalismo mundial. Sabemos qué monumentos nos podemos encontrar en París y tenemos constancia de muchos de los mercadillos que se suceden en la ciudad de Londres pero, en cambio, ¿sabemos cuál es el mayor monumento de Somalia o podríamos tararear el himno de Kenia?

La respuesta es no y, aunque nos cueste creerlo, este fenómeno no depende tanto de nuestra ingnorancia o de la falta de recursos de los mencionados países para darse a conocer, como del imperialismo cultural. Mientras que keniatas, somalíes y españoles podemos enumerar, fácilmente, muchos de los edificios más emblemáticos de Nueva York, los chavales estadounidenses todavía piensan que España es un apéndice de México. Y aunque la ignorancia del pueblo norteamericano nos haga menos gracia que chupar un clavo, la culpa no es enteramente de los anglosajones, sino de los discriminados flujos de comunicación entre paises. Pongamos un ejemplo: Estados Unidos vende su cultura (películas, revistas, modelos, moda...) a La India, debido, en parte, a su superioridad económica y a su desarrollo en cuestiones comunicativas. En cambio, las miles de películas que se llevan a cabo en La India no llegan, ni por asomo, a las pantallas norteamericanas y, mucho menos, a las españolas (no digamos ya a las keniatas o somalíes).

Aunque, a simple vista, parezca una tonteria, no lo es, en absoluto. Quizás, para nosotros -los españoles- el imperialismo cultural al que estamos sometidos no nos repercuta (aparentemente) más que en tener que tragarnos Halloween una vez al año o en añadir varias calorías de más a nuestra equilibrada dieta mediterránea. Sin embargo, para los paises subdesarrollados donde, mayoritariamente, la cultura norteamericana causa furor, el impacto es verdaderamente brutal. Imaginemos por un momento a un somalí -que posiblemente viva al mes con lo que nosotros nos gastamos en un café- viendo en una televisión (por que eso sí, la televisión y la cocacola llegan a todas partes) una serie estadounidense donde todo el mundo tiene dinero, vive en una casa fabulosa y no le falta ninguna de sus comidas diarias. Sin duda, la visión del éxito que puede tener este individuo en su cabeza está, desgraciadamente, tan lejos de su alcance que este tipo de visionados solo puede causar frustración y más subdesarrollo. Asimismo, ni que decir tiene lo que puede suponer tremendo bombardeo mediático yanki para la cultura autóctona del propio país.


Nos guste o no, estamos tan mediatizados que, a día de hoy, no nos podemos fiar ni de los mapas. Cuando nos viene a la mente la imagen del mundo, representada en un plano, solemos encontrar esto:

Se trata de la proyección de Mercator: la representación plana del mundo que se encuentra más extendida. Parece ser que eso de representar los territorios de la tierra en un trozo de papel no es tan fácil como inicialmente parece. El problema reside en que la tierra es redonda (achatada por los polos), lo que propicia muchísimas complicaciones a la hora de estimar las extensiones de los continentes. Cierto día del siglo pasado, un tal Arno Peters revolucionó el aparentemente aburrido sector de los cartógrafos aludiendo a las inexactitudes que se encontraban en la proyección de Mercator. Además, creó un planisferio alternativo más afín a las medidas originales de cada continente. Hizo algo así:

Diferente ¿eh?. Peters se basaba en varios aspectos:
  • Groenlandia vs China: En la proyección de Mercator parece que el tamaño de ambos territorios tienen un tamaño parecido. No obstante, China es 4 veces mayor que Groenlandia.

  • Groenlandia vs África: En la proyección de Mercator parece que África es semejante en tamaño a Groenlandia. Otro nuevo error ya que África es 14 veces mayor que Groenlandia.

  • Europa vs Sudamérica: En la proyección de Mercator parece que nuestro continente es igual (o incluso mayor) que Sudamérica, cuando Europa mide casi la mitad de Sudamérica.
Estos ejemplos confluyen en la idea fundamental del proyecto: las discrepancias entre norte y sur. En la proyección de Mercator parece que el tamaño de los territorios del hemisferio sur es menor que el de los territorios del norte. Es decir, parece que existe mayor concentración de tierra en el hemisferio norte que en el sur. Según Peter, no sólo se incurre en un error pensando de esta manera sino que se le hace un flaco favor a los paises en desarrollo, haciendolos parecer más pequeños de lo que realmente son ya que, los territorios del sur ocupan casi el doble que los territorios del norte.

¿Forma todo esto parte de un error de cálculo o tiene algún tipo de intencionalidad? Parece que no es descabellado pensar lo segundo. Cuando Mercator creo su planisferio allá por el siglo XVI, sus cálculos se derivaban de la percepción del mundo tomada mediante la navegación. A medida que nos alejamos del ecuador, los territorios se van desvirtuando, pareciendo, los territorios más próximos a los polos, mayores de lo que realmente son. Por aquel entonces, Europa era el centro del mundo y el hemisferio norte, la cuna del mundo civilizado, por lo que la percepción de este hemisferio norte, política y estratégicamente ,tenía más importancia en la representación del mundo. Los pocos cambios que se han producido desde entonces en el desarrollo de los países del hemisferio sur, han propiciado que esta visión tan desfasada del mundo esté todavía vigente. No es oro todo lo que reluce.

sábado, junio 02, 2007

Enlarges your penis

No estoy del todo segura pero creo que los viernes, desde hace ya algunas semanas, tras Callejeros, Cuatro ha optado por emitir una serie de programas dedicados al sexo. No me refiero a ningún tipo de formato porno o erótico-festivo, hablo de documentales relativos a la sexualidad y a la incidencia de esta en la vida del ser humano. El del viernes pasado trataba del alargamiento del pene y venía a confirmar que tanto e-mail spam con asunto "enlarges your penis" forma parte de una realidad latente. Ya sabíamos que el hombre da mucha importancia, quizás demasiada, al tamaño de su miembro. Muchos, incluso, llegan a traumatizarse y obsesionarse con el tema. El documental venía a decir que el alargamiento del pene no es sólo posible mediante tratamientos naturales (tipo masaje o ejercicios de estiramiento) sino que se puede solventar en un quirófano fácilmente.

No lo vi completo. Aunque últimamente mi relación con el sexo masculino no pase por sus mejores momentos, debo reconocer que no les tengo la suficiente tirria como para soportar más de una hora de imágenes de penes diseccionados, ensangrentados, mutilados y recosidos. Además, por algunos comentarios que más tarde trataremos, estaba claro que el documental iba dirigido directamente al público masculino. En definitiva, la misión del documento era informar a dicho sexo, a través de la historia de un chaval de 23 años que no sólo quería alargar su pene, sino también engrosarlo. Según parece, hoy en día, se sabe que es más importante la anchura que la longitud, y era, en este aspecto, en lo que más renqueaba el chico. Aunque su miembro medía 15 cm (tamaño más que aceptable, ya que la media se encuentra en 13 cm) el chaval estaba empecinado en llevar a cabo ambos retoques en su miembro viril, supuestamente, para aumentar su calidad de amante en sus relaciones sexuales.

Después de diversas mediciones en la consulta de un cirujano, se llegó a la conclusión de que no sólo se operaría al chico sino que la cirujía se complementaría con un tratamiento natural (para mí bastante rudimentario) que maximizaría los resultados. Este procedimiento posterior al quirófano, se basaba en unir el glande con la rodilla por medio de una cuerda. De este modo, el chico, al andar, al sentarse o al correr estiraría el miembro contínuamente con lo que ayudaría a alcanzar un tamaño mayor. Asqueada por las imágenes pseudo-gore-pornos que aparecieron frente a mis ojos, sucumbí y apagué la televisión.

¿Es necesario tanto sufrimiento? ¿Es el tamaño tan importante? Parece que para los hombres, por lo menos, sí, o esa era la hipótesis que esgrimía el documental. Aunque el hombre legitime su sufrimiento y su complejo sexual en pos de la satisfacción de la mujer (algo que en muchísimos casos no es una prioridad en el hombre), se sienten mal, realmente, por una percepción subjetiva. Es decir, cuando el hombre se mira en el espejo no se siente proporcionado ya que, culturalmente, su cuerpo no es lo que debería ser. Es de suponer que el cerebro del hombre después de años sometiéndose a todo tipo de pornografía y comparaciones de urinarios, se forma una imagen "engañosa" de lo que el cuerpo de un hombre debería ser. El pene, a diferencia de otras partes del cuerpo masculino, no crece en consonancia al tamaño general del organismo. Es decir, puedes ser bajo y estar bien dotado, o muy alto y contar con muchos centímetros de menos en la entrepierna. Parece ser que es ahí donde surge el problema. En el documental, por tanto, se concluía, con la sentencia de que el hombre no necesita tanto a un cirujano como a un psicólogo para resolver su problema. Por lo que instaban a los cirujanos que recibieran a pacientes con semejante problema a que despidieran de consulta a aquellos tremendos lunáticos deseosos de retocar su serpiente de un sólo ojo. Tiene miga el tema.

Los hombres se quieren operar sus miembros porque, culturalmente, está establecido que es preferible tener un pene grande que pequeño. Pasa igual con las mujeres. Nos operamos los pechos porque socialmente es preferible tener que enseñar si te decides por un escote. En toda esta dinámica influye, claro está, lo que piensa sobre el tema el sexo contrario. Los hombres creen a pies juntillas que las mujeres adoramos los penes grandes y orondos y nosotras pensamos que ellos prefieren las buenas delanteras.

No voy a entrar en el eterno debate sobre si el tamaño importa. Cada uno tendrá sus preferencias. Sin embargo, me niego a asumir que tengo que compadecer el trauma masculino. Ya está bien con la cultura de las narices. Nosotras nos depilamos, nos maquillamos, nos endosamos tremendos taconazos, intentamos mantenernos delgadas, limpias, presentables y, a poder ser, femeninas. Se presupune culturalmente que seamos así. Nos traumatizamos por no tener pechos grandes, nalgas bien plantadas, piernas de infarto... y, mientras tanto, ¿ellos qué? Para una cosa que consigue afectarlos, no voy a ser yo la que intente aliviar un sufrimiento irracional y que puede que no tenga mucha base científica. Que piensen lo que quieran. Llevan siglos intentando adivinar lo que se nos pasa por la cabeza, sigamos dejando en eterna incógnita el tema del tamaño. Que se sigan ruborizando al comparar en los baños públicos sus desiguales sexos, que sufran un poquito. Stop a la hiperprotección masculina. Pensad que una de sus miradas furtivas a los miembros ajenos y el posterior sentimiento de inferioridad no es comparable con un buen tirón de cera mensual en una de nuestras ingles.

viernes, abril 27, 2007

Desnudas

A día de hoy, creo que el 99% de los españoles saben qué es "Cambio Radical". No obstante, si algunos andáis despistados, os avivará la memoria saber que se trata del programa en el que transforman a personas poco agraciadas en personas-poco-agraciadas-operadas. Desde que leí en el blog de Joerace su opinión sobre este nuevo invento televisivo, tuve muchísimas ganas de comentarlo en el mío. Al fin y al cabo, ya venía siguiendo la posible llegada de este formato a nuestras televisiones desde hace algún tiempo. No obstante, entre una cosa y otra, no fue hasta el viernes de la semana pasada cuando encontré una excusa realmente buena para abordar el tema en cuestión.

Antes que nada, debo confesar que, cuando se estrenó el programa, formé parte de esa enorme aundiencia confusa, curiosa, escandalizada y molesta. De aquel primer (y único) visionado, saqué dos conclusiones esenciales. Que una vez que has visto el programa, no es necesario saber más para conocer lo que te espera en las próximas entregas y que Teresa Viejo es, con diferencia, la persona más horrible que pulula por nuestras televisiones. Déspota donde las haya, desagradable, cruel y muy mala profesional, desde su púlpito, rodeada de personas infelices por su aspecto físico, predica con el ejemplo; está tan estirada que pronto la sonrisa le tapará las orejas.

Según mi punto de vista, la mayor parte de la gente, independientemente de su edad, sexo o madurez mental, tiene algún tipo de complejo. Supongo que todos nosotros tenemos ese detallito corporal que nos chincha a más no poder y que disimulamos en la medida de lo posible. No obstante, no deja de ser curioso el tema de los complejos. Mayoritariamente, la gente odia el tamaño de su trasero y cambiaría, sin dudarlo, su contorno pectoral o el tamaño de sus genitales. Sin embargo, ¿conocéis a alguien que se muera por tener más inquietudes intelectuales que leer la etiqueta del champú o que se desviva por poseer una postura frente a la vida un poquitín más abierta y tolerante? Soy de la opinión de que si te perturba algo hasta el paroxismo y si no tienes reparos a pasar por un quirófano para solventarlo, lo mejor es operarse y quedarse tranquilo. Al fin y al cabo, las operaciones estéticas están al orden del día. Si todavía no te pueden trasplantar un cerebro libre de complejos y tonterías, es mejor meter mano a otras zonas más específicas y salir del paso.

Sin embargo, esto no quiere decir que vea con buenos ojos "Cambio Radical". Primero, porque el formato promueve que la única solución para triunfar reside en operarse hasta el blanco de los ojos. En segundo lugar, porque cuando alguien accede a concursar en él, no sólo se le remedia el complejo más estridente de su fisionomía, sino que se le retoca todo el cuerpo, dando resultados bastante macabros. En tercer lugar, porque el programa no proporciona ningún tipo de ayuda psicológica pre y postoperatoria. Y, por último, pero no menos importante, porque frivoliza con el sufrimiento de los concursantes y de los espectadores que se encuentran en situaciones afines.

Realmente, ¿ayudan este tipo de programas a los concursantes? ¿benefician a los telespectadores o simplemente colman la necesidad morbosa del españolito medio? No soy una ilusa. No siempre el bienestar del concursante propicia la mirada curiosa del telespectador y, ni mucho menos, los programas se mueven en el altruismo. La dichosa audiencia siempre manda, los contratos publicitarios dependen de ella y, por lo tanto, el dinero. No obstante, supongo que existen formas moralmente más adecuadas para conseguir beneficios económicos, proporcionando, incluso, algún tipo de ayuda a la audiencia.

Es el caso de "Desnudas", el nuevo programa que Cuatro emite los viernes por la noche, después de "Callejeros". Frente a la moda de la silicona y el botox, este nuevo espacio promueve la búsqueda de la belleza desde la comprensión, el diálogo y el conocimiento del propio cuerpo. A diferencia de "Cambio Radical", en "Desnudas" sólo se resaltan las cualidades positivas de las personas, contribuyendo a elevar la autoestima. Se defiende el concepto de que la belleza es sólo un estado de ánimo y que para estar guapo sólo se requiere una actitud positiva. Todos nacemos con un cuerpo que, para bien o para mal, es nuestro. Lo importante del asunto reside en saber vivir con lo que tenemos, aceptarnos a nosotros mismos y gustarnos.

Del mismo modo, se proclama que la belleza también es un problema de percepción. Cada cuerpo y curva de nuestra fisionomía, es diferente a los del resto de los seres humanos. Lo que le pega a la bajita, no le pega a la alta (y viceversa). El éxito reside en controlar una serie de truquillos, disimulando las zonas menos agraciadas y haciendo brillar los aspectos más positivos. Conocer qué es lo que mejor te sienta es más importante que una buena liposucción. ¿Quién necesita ahora un cambio radical?

domingo, abril 22, 2007

Callejeros

No puedo precisar qué capricho del destino propicia que cada noche de viernes termine, con el rostro congestionado y los ojos como platos, viendo "Callejeros". Por si alguien no ha tenido oportunidad de verlo, os diré que "Callejeros" es un programa de Cuatro que se basa en la elaboración y emisión de reportajes de lugares bastante alejados de nuestra idea de existencia. Si un día sus aguerridos reporteros se encuentran conociendo de primera mano la situación de un poblado gitano, en otras ocasiones, podemos encontrarlos conviviendo con los vecinos de la Cañada Real o pateándose, sin tregua, uno de los barrios más críticos de Bilbao. Independientemente de lo que nos muestren, mi reacción cada semana es parecida a la de la mañana que sigue a una noche fiesta. Siempre digo que nunca lo volveré a ver; que mi estado anímico no es el idóneo para angustiarme más. No obstante, aunque intento llevarlo a cabo, no sé si por la escasa calidad de la programación de los viernes, siempre termino tragándomelo de cabo a rabo y con el corazón destrozado.

Puede ser que, últimamente, esté más sensible de la cuenta y que todo me afecte demasiado. No obstante, creo que a nadie le puede dejar indiferente el testimonio de una chica de 28 años, que ya lleva en su haber cuatro vástagos de diversos padres que, estando embarazada del quinto, vive en la calle, ejerce la prostitución y fuma en plata. Supongo que hay personas que están hechas de una pasta más dura y que yo, para qué negarlo, no tengo mucho mundo pero, lo realmente cierto es que, cuando termino de ver "Callejeros" y me voy a la cama, me siento TAN mal por lo que hay ahí fuera tan dejado de la mano de dios, que me duele pensarme "afortunada" por no formar parte de esos submundos que nos muestran sus reportajes.

Hay quien opina que las series televisivas que se desarrollan en el mundo de la sanidad (Urgencias, Hospital Central, ...) tienen un fin motivador. No hay que ser excesivamente hipocondríaco para preguntarse qué diantres puede haber de divertido en contemplar a gente enferma, familias que sufren o en conocer patologías de toda clase. Más allá del morbo y del atractivo de muchos de estos médicos de ficción, se encuentra una solución más simple a la pregunta: La mayor parte de nosotros volvemos a casa procedentes de trabajos estresantes, agotadores, poco productivos, poco inspiradores o frustrantes. Otras veces, la situación en nuestro hogares o en nuestra vida íntima no andan del todo bien. Sentarse en el sofá, encender la tele y contemplar los problemas ajenos, presumiblemente más graves que los que llevamos a cuestas, ejerce en nosotros un bienestar algo cuestionable moralmente hablando.

Los antiguos dicen que todo tiene remedio menos la muerte. Quizás sea ésta la máxima en la que se basan este tipo de seriales.
Supongo que ocurre lo mismo con "Callejeros". Nos hacen sentir agradecidos con la vida, afortunados con nuestra existencia. Sin embargo, lo que vemos cada noche de viernes en Cuatro, no es una ficción edulcorada y dramatizada. Somos testigos de una realidad latente, de unas vidas dolientes y sangrantes, de un mundo paralelo al nuestro que parece que se desarrolla en otro tempo. Nuestras vidas frenéticas, avocadas al trabajo, a los horarios cuadriculados y a las horas de sueño, se contraponen con las de los que habitan en esos mundos subterráneos que palpitan al ritmo de las drogas, el sexo más oscuro o la máxima desesperación.

Decidido: no volveré a verlo nunca más.

lunes, abril 16, 2007

La Golden Highway en Vespino

Hace algunas noches, en uno de esos zappeos para escapar de una buena tanda de anuncios, di, por casualidad, con Bienaventurados, un programa de Canal Sur -un tanto bizarro a mi entender- que vino a sustituir a los Ratones Coloraos de Jesús Quintero. Presentado por la inestable María Jiménez y su nutrido séquito de infrahumanos, el programa consiste en entrevistar íntimamente a personajes famosos de diversa índole. Para que nos entendamos: es uno de estos shows televisivos, donde la cámara es bastante propensa a los planos cortos. Tanta vela, oscuridad e intimidad sumergen al espectador en tal experiencia hipnótica que hasta los planteamientos de los famosetes más borderline, llegan a suscitar un cierto interés.

Como os decía, aquella noche, cuando por casualidad di con él, estaba siendo entrevistado Don Bertín Osborne, eterno galán español y paradigma del señorito andaluz allá donde los halla. Me resultó interesante que, con 19 años y mil pesetas en el bolsillo, el cantante dejara su casa para dedicarse, presumiblemente, al mundo del artisteo. Según cuenta, buscó trabajo, ahorró y, al cabo de un par de años, decidió hacerle una visita a cierta zagala natural de Los Ángeles (y no de los de San Rafael). El joven Bertín, ni corto ni perezoso, modesto donde los haya y un poco bruto -para qué negarlo- cogió su vespino, se recorrió toda la piel de toro, cruzó en un ferry el Canal de la Mancha y se embarcó, finalmente, en un barco rumbo a Nueva York. Lo realmente curioso reside en que, durante todo el trayecto, el cantante no se separó ni un minuto de su vespino, y una vez en territorio yankee, se cruzó el país de cabo a rabo montado en ella, recorriendo la mítica ruta 40, conocida, también, como The Golden Highway.

Particularmente, siempre me ha caído mal Bertín Osborne. Más allá de que el hombre tenga tanto dinero que no le hubiera hecho falta trabajar para vivir como un marajá, más allá de que siga llevando por bandera la asquerosa pose de señoritingo andaluz que tanto nos ofende a algunos, más allá de que sus discos y programas televisivos apesten, lo que realmente me desconcierta es esa falsa moral que lleva por bandera. Osborne, para muchos, siempre ha representado a el chico rebelde (tipo Miguel Bosé) que reniega de su familia y su posición para dedicarse a la farándula. Sin embargo, aunque esa rebeldía se traduce en su vida pública y profesional, a fin de cuentas, no deja de ser un pavo que no deja de beneficiarse de su altísima posición, de sus maravillosos caballos, sus bodegas, sus perros, sus tierras, etc. etc. etc.

No obstante, contemplando como hablaba, a la luz de las velas, sobre esa juventud pasada, a lomos de aquella vespino, no pude evitar pensar en cuanto me gustaría llevar a cabo su hazaña. Tener el suficiente valor como para coger carretera y manta y plantarme, un amanecer, en las puertas de Los Ángeles. No pude evitar pensar cuanto tiene que enriquecer el espíritu una experiencia semejante, como debe de calmar un viaje como este tus inquietudes por vivir la vida, por soñar, por disfrutar tu juventud. Sin embargo, a pesar de sus ideas rebeldes, yo no soy Bertín Osborne. No tengo un padre rico, ni una carrera que dejar de lado porque tengo el suficiente dinero como para no necesitarla... Siempre he envidiado a todos aquellos que escogen por voluntad propia pasar un año sabático, disfrutar, levantarse tarde y coger fuerzas para una eterna e intensa vida laboral. Sin embargo, esos años sabáticos solo los disfrutan los ricos, los que no tienen coche que pagar, ni un Macbook financiado, ni proyectos de independizarse... pero... ¿no sería estupendo poder salir corriendo?

domingo, abril 08, 2007

Un ángel desnudo

Hace ya muchos años, en un número cualquiera de una revista de Canal+, descubrí un artículo que me llamó muchísimo la atención. Si habéis tenido la oportunidad de hojear algún ejemplar de dicho magazine, sabréis que, a algunos estrenos del mes, se le dedicaba un artículo, a modo de pequeño editorial, en el que cierta figura de renombre en el mundo del cine disertaba sobre sus aspectos más llamativos.

En su día, "Striptease" fue una película bastante polémica. Cinematográficamente hablando, es probable que no valga un duro (no en balde, se hizo con todos los razzie's de su año). Sin embargo, Striptease causó furor entre el público y se hizo mundialmente conocida por el famoso y solvente desnudo de su protagonista: Demi Moore. La película es, sin duda, un ejemplo claro de la época en la que el thriller sexual estaba de moda en Hollywood. Parecía que todas las actrices norteamericanas debían actuar en un proyecto donde su cuerpo y su belleza fueran el eje sobre el que girase la trama.

De este modo, y por medio del mágico bisturí, Demi Moore cambio su fisionomía. Se desprendió del dulce aspecto que nos enamoró a todos en su película "Ghost", y pasó a tener un cuerpo escultural diseñado, específicamente, para hablarle de tú a tú al pecado. De la misma manera que Tom Hanks tuvo que desprenderse de algunos kilos para interpretar su papel en "Naúfrago", la Moore, para encarnar a una stripper en ciernes, se calzó unas buenas lolas que, a día de hoy (miren como está el mundo), vuelven loco a su joven marido Ashton Kutcher.

Por como resultó la película, -que no llegó a más que a auténtico globo mediático alimentado por un desnudo anunciado-, me imagino el apuro por el que tuvo que pasar Guillermo Fesser cuando le encargaron, desde el Plus, un artículo sobre ella. El resultado fue un conmovedor y pequeño relato, lleno de emoción, con poca conexión con el malogrado filme. En este artículo, la película sirve de mera excusa para enlazarnos con una historia que, a diferencia del filme, sí tiene sentido. Desde luego, Guillermo no le hizo un flaco favor a la película. Es posible que todo lo contrario. Ahí va lo que escribió:

"
La Demi Moore de mi vida tenía 14 años y se llamaba Angelita. Aquella tarde todos nos saltamos el cole para concentrarnos con cigarrillos prematuros y una botella de licor de café en la piscina de Rafita "el facha". Su padre se había construido un chalé en Mirasierra a base de distribuir perfumes de marca y el chico utilizó la porción de fortuna que le iban filtrando poara comprarse un Vespino y una cadena de acero con la que disolver manifestaciones desde la moto.

Sonaron baladas italianas hasta caer la noche y entonces decidimos calmar en el agua el rojo que anunciaba en los ojos la inocente borrachera de nuestra juventud. Angelita se despojó del bañador y se paseó por el bordillo disfrutando de cada una de las miradas atónitas que íbamos clavando en sus carnes blancas. La desnudez era suya y, sin embargo, el pudor sólo albergaba en nosotros.

Angelita se fue para siempre agarrada a la cintura de Rafita una mañana que este intentó impresionarla haciendo el loco en su ciclomotor en la entrada de una curva. Mi alma permaneció apagada muchos años hasta que observé en la pantalla a aquella mujer quitándose la ropa con la naturalidad del que se atusa un poco el pelo. Supe que mi amiga había encontrado cobijo en otro cuerpo y me sorprendí esbozando una sonrisa de alivio en la butaca"

lunes, marzo 12, 2007

Sha-Sha-Shakira

Hace unos días, me quedaba atónita tras visionar el clip de Beatutiful Liar, el nuevo tema que cantan a duo Beyonce Knowles y la colombiana Shakira. Independientemente del sexo al que pertenezcas y tus inquietudes bajo las sábanas de una cama, es imposible quedarse indiferente ante la belleza de dos de las mujeres más sexys del planeta. La fuerza de Beyonce con sus curvas ébano y la sensualidad oriental de las caderas de Shakira; ambas, pruebas vivientes de que el talento no está reñido con la belleza.




Puede decirse que, actualmente, Shakira es una de las interpretes más reputadas en el ámbito sudamericano. Si conectas la televisión, es bastante probable que la puedas ver anunciando un fantástico deportivo o un bonito colgante de una conocida marca de relojes. Ante todo este poderío mediático, es imposible no reflexionar sobre el cariz que ha tomado, en los últimos años, la carrera de la bella colombiana. Muy pocas personas conocen que, en sus inicios, fue tachada de mera copia de Alanis Morissette. A excepción de la canadiense (y de Dolores O'Jordan) muy pocas personas son capaces de cantar alternando esos característicos quejidos guturales de la colombiana.

Por 1995, la barranquillera, al igual que Morissete, ostentaba un particular look rockero-grunge. Con una guitarra adosada de por vida a su figura, la joven Shakira era un baluarte de lo "no-comercial" y, desde luego, de lo "no-frívolo". Por aquel entonces, su famoso ombligo vivía en el más estricto anonimato, sus fascinantes caderas pasaban totalmente desapercibidas y una preciosa mata de pelo oscuro enmarcaba su rabiosa belleza racial.



(el antes y el después de Shakira. ¿se ha puesto tetas?)

Fuimos muchos los sorprendidos por el radical cambio de look que experimentó Shakira allá por el 2001. De ser una comprometida cantautora, feminista y seria, se convirtió en la encarnación de la sensualidad. Ayudada por los padres de la música-basura-hispanoamericana -el matrimonio Stefan- la dulce Shakira empezó a sacarle partido a sus atributos físicos y a la herencia libanesa paterna. Se rodeó de gente influyente y, entre un batido y otro de caderas, encadenó célebres y exitosos duetos con reputados miembros del artisteo.

En su sano juicio, nadie puede negar el talento de Shakira. Sin embargo, la historia de su éxito puede tener varias interpretaciones. Según mi punto de vista, la colombiana sigue siendo la chica sencilla y sensible de antaño. El glamour y la sensualidad que esgrime en sus videoclips y en las carátulas de sus discos no se corresponde con el look que Shakira nos obsequia en sus conciertos y/o apariciones públicas. ¿Es que no vende una chica morena, con marcados rasgos raciales, cantautora, rockera y feminista? ¿No vale de nada la portentosa voz que te caracteriza si no enseñas estratégicamente tu maravilloso ombligo? ¿Alguien se ha parado a contar cuantos planos de caderas hay en los videos de Shakira y cuál es su proporción en el clip? Más allá de los superiores méritos de la colombiana, en el mundo de la música con voz femenina, se está cometiendo un gran agravio hacia las mujeres. O bien cantas de pena, pero estás bastante bien de físico (caso Britney Spears) o bien, sabes cantar, pero tienes que ir considerablemente ligerita de ropa para llegar a ser alguien. Todas estas mujeres son el espejo donde se miran, cada día, miles de jovencitas de todo el mundo. Me pregunto, ¿está bien lo que ven? ¿es ésta la clave del éxito?

viernes, marzo 02, 2007

Pripiat, la ciudad fantasma

El Gran Desierto de Arena es también conocido como el "Cuarto Vacío". Se trata de una de las zonas más inaccesibles del mundo y, en algunos aspectos, todavía inexplorada. Posiblemente, uno de los lugares más negado a la vida. Sus temperaturas son extremas y sus impresionantes dunas podrían sepultar a la mismísima Torre Eiffel. Allí, sólo habita el vacío. Allí, sólo existe la nada.

La ciudad abandonada de Pripiat, es como ese gran desierto solitario del que os hablo.
Tuve constancia de su "existencia" hace algunos meses, cuando visualizaba uno de los aguerridos documentales de Mercedes Milá, la voz de la polémica. En aquel momento, me pareció que la periodista tenía un par de ovarios bien puestos. Sin lugar a dudas, Pripiat no es el lugar más agradable a la hora de hacer turismo. A tan sólo 100 kilómetros de Kiev, hasta el 26 de abril de 1986, al menos 50.000 personas vivían en ella. Enclavada eternamente en los últimos años de comunismo, Pripiat era una ciudad próspera, con jardines, piscinas y muchos niños. Su economía se basaba en el trabajo: la mayor parte de los habitantes de Pripiat laboraban en la Central Nuclear Lenin, baluarte de la modernidad de la antigua Union Soviética.

Aquel 26 de abril, los responsables de la central tuvieron a bien realizar un simulacro de emergencia en el reactor número cuatro. Algo salió mal. Parece ser que el reactor experimentó una subida de potencia extremadamente rápida, lo que produjo una explosión causada por una nube de hidrógeno dentro del núcleo. Esto hizo volar el techo de 100 toneladas del reactor, provocando un salvaje incendio y una gigantesca emisión de productos de fisión a la atmósfera. La muerte silenciosa se escurría, en forma de radiación por aquella ventana abierta al cielo.

Como muchos habréis imaginado, no hablamos de otra co
sa que del accidente de Chernobyl. Cinco mil toneladas de materiales fueron arrojadas al núcleo incandescente, mientras que cientos de reservistas del ejército ruso, con edades comprendidas entre los 20 y los 30 años, se encargaban de construir un túnel que ayudara a enfriar el reactor. Cientos de chavales que se expusieron a posiblemente 400 veces más radiación que la que produjo la bomba sobre Hiroshima. Posiblemente, sean estas, las víctimas más crueles de la muerte silente de Chernobyl.

En 36 horas, los habitantes de Pripiat fueron evacuados. Dejaron sus vidas atrás, se fueron con lo puesto; sólo se les permitió llevar papeles, libros y ropa que no hubieran sido expuestos a la radiación. Y la ciudad se quedó sola, a la espera y vacía. A principios del nuevo siglo, comenzó a ser saqueada. Y
a no queda nada de valor allí, se llevaron hasta la tapa de los váteres. Las plantas crecen en cualquier parte, fruto de la nieve estancada que se derrite sobre el piso. Los árboles crecen dentro de los edificios. La funesta noria, se yergue todavía en la lejanía. En los muros, fragmentos del himno ruso a modo de graffity. Luego, sólo silencio.


(nota: estas fotos las he conseguido en pripyat.com y en la wikipedia -¡qué gran invento!)

Pasará mucho tiempo hasta que alguien esté lo bastante cuerdo para habitar allí. Se sucederán los siglos y Pripiat seguirá irguiéndose así,como la dejaron. Y cuando se la descubra de nuevo y los niños corran por sus calles, sus edificios se mostrarán bajo el sol, como la Acrópolis, como las ruinas de una nueva Pompeya sepultada bajo la mortal aurora de la radiación.


La Aurora

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean en las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufrágio de sangre.

(F.G.Lorca de su obra "Poeta en Nueva York")


jueves, febrero 08, 2007

Iker Jiménez: Personaje del año

Todas las noches visito laguiatv.com, una web desde donde, fácilmente, puedes acceder a las parrillas de las principales cadenas de televisión del país. También, es interesante porque puedes encontrar datos sobre las audiencias y noticias de actualidad del medio. Es una semana de pasmos. A este ritmo, no sé cómo todavía no me ha dado un ataque al corazón o un shock de estos que te dejan catatónica. Desde luego, no es una noticia apta para cardiacos: ¡¡Iker Jimenez ha sido elegido personaje televisivo del año!!

(Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!)

Parece ser que un 43,5% de los lectores de laguiatv.com, han votado a favor del capitán de la Nave del Misterio, para que se convierta, nada más ni menos, que en el personaje televisivo del año 2006. Este tipo de acontecimientos te hace sentir como un bicho raro, por lo menos a mí. ¿Cómo puede votar un 43,5% de personas al pánfilo Iker Jiménez, habiéndo tanto género en el espectro televivo? ¡Es que es casi la mitad de la muestra! ¿Qué ve la gente en este individuo que yo no atisbo a ver? El propio Iker nos descubre el misterio (como no!):


<me dejo la vida en cada historia. Lo intento vivir profundamente y eso conecta>>

Está claro que el amigo Iker no hace un programa de cocina. "Me dejo la vida": Buena metáfora para un aguerrido investigador paranormal que se gana el pan contactando con muertos (algunos, de risa) o en su defecto con Carmen Porter (la que sale en su programa y que sólo coge carrerilla si comienza la frase con "Así es, Iker", o algo por el estilo). ¿Dónde me dejais el detalle de "eso conecta"? Está claro que el presentador no sólo es el personaje del año sino que ha creado un nuevo estilo lingüístico: el sobrenatural.

<<Juan Vallejo, Francisco Contreras, Santiago Camacho y Luis Álvarez,
que se trasladan al lugar de la noticia, allí donde se produzcan hechos insólitos>>

Desde luego, el redactor que escribió esto nunca ha visto Cuarto Milenio y sus rigurosos reportajes. O es que la actualidad de la dimensión espiritual es más triste que el canario de "Dos tontos muy tontos" o la capacidad sorpresiva de Iker Jiménez está bajo mínimos. Es que si no, no se explican las noticias tan poco creíbles que aparecen en el programa. En fín, de todo ello ya hablamos, en su día, en otro artículo.

A los fans del personaje del año, les comunico que, en todos los kioscos de España, están a la venta los coleccionables de Cuarto Milenio. No obstante, yo os recomiendo el de la Dragonlance (El templo de Ishtar por menos de 2 euros, ¡un chollo!), sobre todo si buscais una fantasía alternativa a perseguir espíritus y profanar cementerios.

viernes, enero 19, 2007

Mi querido Mr. Darcy

Muchas mujeres, a lo largo de varias generaciones, han soñado, alguna que otra vez, con encontrarse, en su devenir amoroso, a una persona como Mr. Darcy, de Orgullo y Prejuicio. Después de leer la famosa novela de Jane Austen -elegida como la más romántica de todos los tiempos- no me cabe la menor duda de que gran parte de su enorme transcendencia es debida a este soberbio personaje. Me consta que no soy la única persona que ha quedado trastornada por su magnetismo. Me pregunto, ¿qué tiene Mr. Darcy para revolucionarnos? Posiblemente, nos influya su personalidad inaccesible, casi uraña; la pérdida de su orgullo de clase por amor; su entrega silenciosa; su amor en la lejanía y esa enigmática manera de enamorarse por la mera observación.

Personalmente, no me considero voyeurista, ni me gusta especialmente sentirme observada, sin embargo, siempre he querido ser amada en la distancia, ser admirada anónimamente, casi ser espiada,... la idea de que alguien se enamore de mí simplemente contemplándome siempre me ha parecido irresistible. No soy una ilusa. No espero, a estas alturas, que alguien, en sus cabales, se enamore de mí por mis encantos físicos. Siempre me soñado con alguien que, simplemente, mediante la observación, sepa ver lo que hay debajo de mi capa de piel y huesos. Por eso, me fascina Mr. Darcy.

El concepto de "mirada" es tan importante en este libro que, por primera vez, tras leerlo, consideraba que una buena ejecución cinematográfica no mancharía la propia leyenda de la novela, sino que le daría un nuevo enfoque. Es curioso, pero, leyéndola, me imagina al Sr. Darcy con el rostro y los ademanes de Collin Firth. Su comportamiento, sus poses, se me antojaban parecidas (casi idénticas) al personaje que dicho actor encarnaba en la archiconocida Diario de Bridget Jones. La verdadera curiosidad estriba en el hecho de que, en dicho film, Collin también se apellidaba Darcy; Mark Darcy, concretamente, era su nombre. He concluido, por tanto, que dicha asociación no debe de ser casual, por lo que la novela de Helen Fielding bebe mucho de Orgullo y Prejuicio. Para más inri, me consta que Collin participó en el reparto de la adaptación de la novela de Austen para la BBC. ¿Adivinan a quien interpretaba? ¡Claro! A Mr. Darcy.

Nada más terminar el libro, me dispuse a ver la más reciente adaptación del clásico, dirigida por Joe Wright. Sinceramente, me ha encantado y lo digo abiertamente, sabiendo que el público masculino se me echará encima y me criticará por "sentimentaloide". En esta ocasión, el encargado de interpretar a Darcy es el desconocido Matthew Macfayden. He leído, en muchos foros de opinión, que la ejecución del personaje por parte de éste es calificada de "sosa" y de "poco expresiva". Es evidente que este tipo de comentarios sólo pueden partir de personas que no han tenido la oportunidad de leer la novela. Macfayden está perfecto, totalmente en su papel. Sin lugar a dudas no me ha desfraudado. No sé si es una apreciación mía, si se debe a la mala calidad de la película que he conseguido o es algo totalmente intencionado, pero es alucinante como, el tal Macfayden se hace, a medida que avanza el filme, más encantador y guapo. En fin, si las miradas tuvieran la capacidad de derretir,... muchas navegaríamos por los mares azules de sus ojos.


domingo, enero 14, 2007

Sin tetas no hay paraíso

Dentro de pocos días, mi amiga Merche se someterá a un incremento del tamaño de sus mamas. Pasará a tener la no desdeñable 95 100, talla que, según ella, es la más apropiada a su altura y peso. Los tiempos han cambiado y, con ellos, las mujeres y sus cuerpos. Si antaño era raro ver a una fémina sin una buena delantera, hoy en día, cada vez es menos usual ver a chicas con una talla de sujetador importante. El pecho grande, por lo tanto, se ha convertido en objeto de culto ya no sólo entre los hombres, sino también entre las mujeres. A ello se le suma que, actualmente, no es demasiado caro operarse, siendo, a veces, el regalo de mayoría de edad de una chica, una operación de estética y así convertir sus pechos núbiles en despampanantes curvas ideadas para el deseo.

De esta forma, la silicona ha dejado de ser una solución a un serio complejo, para convertirse en la ilusión de miles de jovencitas -y de no tan jóvenes-. Así, nuestras televisiones están inundadas de chicas con despampanantes escotes y asistimos a sesiones de fotos con exuberantes mujeres luciendo sus magnificas "lolas": un pecho sólido, casi inmóvil, aparentemente firme y compacto, con una forma perfecta. Son muchas las que piensan que esta proliferación de lo "artificial" puede desvirtuar, de alguna forma, la idea del verdadero aspecto de un pecho grande y "natural" que nada tiene que ver con uno siliconado.

Si, como antes decíamos, la silicona pasó de salvadora de complejos a adalid de una nueva moda, es ahora cuando se ha "elevado" a la categoría de divertimento televisivo. Como muchos sabréis, en varias cadenas extranjeras se retransmite, desde hace tiempo, el grotesco programa "Extreme Make Over". En él, aparecen engendros en estado natural que se convierten, gracias al reality, en monstruos operados. Según parece, Antena 3 se ha hecho con los derechos del programa, habiendo acudido al casting 15.000 españolitos ávidos por cambiar su aspecto. Si os morís por verlo (o por participar, ¿quién sabe?) podéis ver un adelanto del formato en el "morbo-programa" TNT cuyos directivos, cansados ya de poner a gente dándole al pim-pam-pum de todas las formas posibles, han optado por la beneficencia, cumpliendo los sueños de la gente acomplejada.

Sin embargo, el colmo de los colmos se lo lleva Telecinco con sus nuevas adquisiciones. Parece ser que la cadena se ha hecho con los derechos del culebrón colombiano "Sin tetas no hay paraíso". Aunque el título es bastante chabacano y cutre, la telenovela ha cosechado un gran éxito en su país de origen y ha sido exportada, asimismo, a otros lugares del planeta, entre ellos, España. Nadie sabe qué veremos aquí, ya que Telecinco todavía no ha aclarado si emitirá el culebrón original o una adaptación, tipo "Yo soy Bea".

Si alguien tiene curiosidad sobre está controvertida serie, lo primero que tiene que saber es que el título no obedece a algún tipo de metáfora. Ciertamente, la telenovela trata de una chica con una corta talla de sujetador que, para triunfar en la vida (que por lo visto es entrar en la cúpula de una red de narcotraficantes y ligarse al narco-jefe), se costea una operación de aumento de pecho repartiendo favores sexuales a diestro y siniestro. Entrañable. Aunque sus defensores digan que "Sin tetas no ha paraíso" es una renovada crítica a la excesiva importancia actual del tamaño en la sociedad y una guía de ayuda para personas que tienen pensado operarse, yo lo único que distingo es la sublimación del dicho, posiblemente, más antiguo del mundo: "Tiran más dos tetas que dos carretas"

miércoles, enero 10, 2007

La Bufonofobia

Hace algunos días, por poco me da algo cuando, casualmente, puse La Sexta . ¡Estaban poniendo VIP Noche! Aunque, en su nueva andadura, el programa se llama Tres en Raya, se trata, sin duda, de aquel estrafalario show que presentaba Milikito y que desafiaba a las leyes de la gravedad. Impresionante se me antojaban, siendo una mica, la sobrecogedora parafernalia, con todos aquellos famosetes encaramados en esa estructura de cubos. Recuerdo que, por entonces, mis simpatías siempre se las llevaba el invitado de la cuadrícula de arriba a la derecha. Me solidarizaba con él, porque, si en algún momento la dantesca estructura se venía abajo, sin duda, él se llevaría la peor parte. Había que echarle testículos (u ovarios) para quedarse ahí más de cinco minutos.

Hasta que no me encontré de nuevo con él, no recordé de qué iba exactamente el programita: los locos famosos que aparecían en cada una de las cuadrículas (antaño, el Duo Sacapuntas y Compañía, hoy, las Supremas de Móstoles...) respondían a una pregunta del presentador de turno (como dije, antaño Milikito, ahora, la demasiado-simpática Carolina Ferre). La respuesta podía ser verdadera o falsa. Si el concursante acertaba si le estaban engañando o no, se agenciaba la casilla.

No penséis que me tragué el programa entero. Vi lo suficiente para pillarle el cansino mecanismo y poco más. Además, no muchas personas (equilibradas psicológicamente) pueden soportar por mucho tiempo la risa de Carolina, a no ser que te llames Andreu y hagas chistes de pena. Sin embargo, estuve lo suficiente para asistir a la formulación de una pregunta interesante.

- ¿Qué es la bufonofobia? - pregunta la jocosa presentadora a MAN (aquel cerebro de mosquito de UPA Dance).
- La bufonofobia consiste en el miedo irracional a los payasos. - contesta el maromo.

Y yo me dije... Ese es el nombre técnico de lo que a mi me pasa. Pues no, la bufonofobia no es el miedo a los payasos, exactamente, se llama coulrofobia y se da, sobre todo, en mujeres que rondan los veintipocos. Por supuesto, eso no lo sabía Carolina y, consciente de que su jefe fue, en su otra vida, un payaso, sentenció el asunto con un: "¿quién le puede tener miedo a un payaso?". Ella no se dió cuenta ya que reía histérica - para variar - pero un murmullo terrorífico recorrió el público.

A muchas personas les da "rollo" los payasos. ¿O es que hay algo más macabro que el payaso de McDonalds? Sin embargo, en muchos casos, este peculiar miedo se desarrolla tras visionar una película - esperemos que ya descatalogada - basada en un libro del escritor que ha basado su carrera en, simplemente, acojonarnos: Stephen King. El filme se llama IT y yo, no sólo lo ví un par de veces, sino que me leí el libro; un enorme tochaco que acojona aún más si cabe. El argumento se basaba en las peripecias de un grupo de niños de la norte américa profunda, que se veían acosados por el fantasma de un payaso: el mítico PennyWise, que podéis ver en la foto de arriba. Aunque en ella parece quasi-amistoso, no os podeis imaginar lo que te entraba por el cuerpo cuando aparecía, enseñando sus sangrientos dientes, más puntiagudos que los de un tiburón.

En conclusión, terminé odiando a los payasos, hasta el punto de que ni los simpáticos payasos de Micolor me caen ya bien. Es alucinante como el cine o la literatura consiguen que personajes, tan inocentes-en-apariencia, como un payaso, lleguen a encarnar la verdadera esencia del miedo. Ya hablaré de algunos casos más en otra ocasión. ¡Cuidado con Penny Wise! :)

miércoles, enero 03, 2007

Una fórmula prodigiosa

De un simple vistazo, se puede comprobar que el último grito, en los días previos y posteriores al fin de año, está en incluir, en la programación de cada cadena televisiva, el programa más barato y aprovechado del medio: un programa de zapping. Aunque existen cadenas que, por lo menos, tienen la decencia de emitir recortes de su propia programación, otras, llamadas chupócteras, se aprovechan de lo emitido por la competencia, utilizando, cual pajaro carroñero, los mejores momentos de ésta, para ganar audiencia. Desde mi perspectiva de espectadora (no muy forofa de estos programas, la verdad) he de decir que se agradecen más los del segundo tipo, a pesar de su carácter ruin. Me resultan infumables programas tipo "La Coctelera" de Canal Sur, en el que sólo aparecen niños o viejos, fruto de la programación de calidad de la televisión autonómica andaluza.

Este tipo de programas está ideado para pensar poco, o, simplemente, no hacerlo. Multitud de imágenes se presentan ante nuestros ojos, colapsando el cerebro de los más capaces, de tal manera que sólo logramos emitir (entre estímulo y estímulo) el típico "¡Coño! ¡Qué ostia se ha pegado!", "¡Qué fuerte!", "¡Este es bueno!" y, como no, la socorrida carcajada. Cuando acabe el programa, si es que es posible ver del tirón un programa de estas características, posiblemente no nos acordemos de nada de lo que allí se ha dicho. Es lo que tiene.

Sin embargo, en uno de esos programas vi una secuencia que me llamó la atención y que, desde el primer momento, quise incluir en Puntos de Fuga. Se trataba de unas imágenes de Cuatro, de, posiblemente, uno de estos programas hiper-mega-guays, progres y comprometidos de la cadena, de los que no tienes ni idea del título, pero que identificas inmediatamente con la tele de Polanco. La presentadora/entrevistadora era Antonia Moreno, tristemente conocida por conducir el patético reality "Libertad Vigilada" en Antena 3. En el zapping, le hacía una entrevista a, probablemente, un experto en marketing. Reproduciré la conversación, con la fidelidad que me permite mi cerebro de ameba:

Antonia Moreno: Buenos días, vengo a presentarle un nuevo producto. Una idea revolucionaria que, estoy segura de que triunfará en el mercado.

Experto en Marketing: Bien, ¿de qué se trata?

A.M: Mi producto tiene 2500 ingredientes. Tiene alquitrán, plomo, aluminio... hasta 2500 ingredientes, algunos de ellos secretos. Se llamará ToxicFresh (O Toxicola, no me acuerdo. Y saca una botella de refresco con un contenido de extraño aspecto).

E.M: (Se extraña y pregunta) ¿Y usted cree que un producto de determinadas características le dará beneficios?

A.M: ¡Claro! ¡Voy a forrarme! ¡Seguro! ¡Le he puesto nicotina!
Y ahora, como no, la esperada reacción: "¡Este es bueno!" (Siguiente zap-zap-zapping)

miércoles, diciembre 27, 2006

Iker Jiménez: Lo peor.

En esta vida existen dos clases de personas: la gente normal y aquellos que se creen, a pies juntillas, lo que, desde su nave del misterio, dice Iker Jiménez cada semana. En la "cultura basura", han existido numerosos personajes y programas expertos en lo oculto, que, a saber,engloba a todo tipo de fantasmas, casas embrujadas, ovnis y al tema más de moda actualmente entre los mortales: los enigmas de la historia.

Sin embargo, nunca ha existido programa más penoso que Milenio 3 (o sus secuelas) ni personaje más cutre que Don Iker Jiménez. O es que las noticias "para-anormales" están de capa caída o es que el presentador es más inocente que un bebé. No todos los programas de este formato son tan estúpidos. Sin ir más lejos, existe un programa muy curioso (originario de Radio Televisión Benalmadena, oiga usted) que algunos tendrán el privilegio de ver en su cadena local favorita. Posiblemente sea el programa más freak y underground del planeta. Lo reconocerán por el inconfundible extraterrestre que corona la mesa de debate. Su presentador Luis Mariano Fernández. Su nombre: "Mis enigmas favoritos". Con un presupuesto que ronda el inframundo, los asuntos, que en dicho espacio se tratan, son formulados, con tal seriedad, que terminan, muchas veces, haciéndote dudar y haciéndote creer algunas de sus tesis. En cambio, Cuarto Milenio es como ir al cine: Te pongan lo que te pongan, no te lo vas a creer. Aunque cuenta con reportajes muy currados y plagados de "recreaciones de los hechos", son los temas, TAN ESTÚPIDOS que es imposible llegar a pensar, por un momento, que lo que estás viendo puede llegar a ser cierto.

Sin duda, lo que más gracia me hace es la sección donde la gente manda fotos "extrañas". Se ve que la audiencia, con toda la cara del mundo y consciente del nivel de inteligencia del investigador para-anormal que presenta el programa, envía fotomontajes cutrísimos (Photoshop puro y duro) que hasta mi hermano pequeño se daría cuenta del tongo. Pues nada, el bueno de Iker, cada semana, pone a prueba nuestras mandíbulas con las fotos más inverosímiles y poco serias que se puedan imaginar. Menudo papelón que hace la titi que aparece con él en dicha sección: "Nuestros expertos fotográficos nos comentan que se trata de una composición por ordenador" (¡manda cojones!).

Pero lo peor estaba aún por ver.

El pasado día de Navidad, la cadena televisiva más progre - Cuatro - emitía el documental que, posiblemente, sea el más parcial y sesgado de la historia de este tipo de formatos: Éxodo. Dirigido por James Cameron (Titanic) y con una inmejorable factura, es la mayor sarta de elucubraciones estúpidas que he podido ver en mi vida. Se trata de un "análisis científico" sobre una de las partes de la novela más vendida del mundo: La Biblia. Según los creadores de tan certero documento audiovisual, es demostrable, científicamente hablando, la existencia del Éxodo. No me pregunten cómo pero no sólo demuestran las increíble plagas de langostas y las tormentas de hielo y fuego, sino que explican científicamente el teñimiento del Nilo, la muerte de los inocentes, ¡y la apertura del Mar Rojo al paso de Moisés! De película.

¿Y quien presentaba tan conmovedor documental? Nuestro Iker Jiménez, que, posteriormente, desde su nave del misterio, acompañado de un variopinto elenco (incluido un sacerdote pedante), debatió la veracidad de dicho documento. No se cómo, pero hasta el cura estaba en desacuerdo con el dichoso documental, siendo - desgraciadamente - el único que ponía un poco de cordura en el asunto: "son sólo metáforas", decía el buen hombre ante los curtidos hombres del tema para-anormal con los que se le había sentado.

En fin, esperemos que a la nave del misterio le dé por explorar planetas recónditos y que nos deje a nosotros en paz de una vez.
  • Nota: ¡Cuidado con la cara del colega en la fotico!

lunes, diciembre 18, 2006

Yo soy Bea: ¡A la mierda!

Por poco me da un soponcio cuando me enteré que el célebre culebrón "Yo soy Bea" va a durar más que una lata de conservas en mi alacena. Recuerdo que fue en Aquí Hay Tomate donde anunciaron la funesta noticia (que digo yo que provocaría un corte de digestión a más de uno). Me lo estaba oliendo, porque, desde luego, coincidirán conmigo en que es totalmente evidente que la serie está siendo alargada premeditadamente: ¿o qué me dicen de la dichosa fusión que dura más que el míticas secuencias del pantano de Pasión de Gavilanes?.

Soporífera estaba la serie, hasta que nos volvió a enganchar con la pelea de Álvaro y de Diego de la Vega, y, todo, para que no nos cayera como un jarro de agua fría la oportunista estrategia de Telecinco: El esperado cambio de look de Ruth Nuñez (Bea, en la citada serie) se producirá en el mes de Diciembre... ¡DEL AÑO QUE VIENE!

Tras esta noticia, uno, después del evidente shock, se pregunta: ¿qué coño va a pasar para que tenga que transcurrir tanto tiempo?. Después de hacer mis cávalas, supongo que, durante este año, veremos como, mediante flirteos, el jefe de nuestra Bea intentará seducirla (¿más todavia?) para que a la heroína no le de por darle la espalda, una vez que se hace poseedora de los bienes de Bulevard 21. Amos, un coñazo.

Sin embargo, más coñazo debe ser todo esto para la pobre Ruth, que, según parece, tiene prohibido hacer apariciones públicas que revelen su verdadero aspecto. Desde luego, que vaya tela.

miércoles, noviembre 29, 2006

Mercedes Milá, ¿perdiendo los papeles?

Me consta que, en muchos foros de internet, se pone a parir a la gran Mercedes Milá por su comportamiento en la entrevista que le realizará a Javier, uno de los últimos expulsados de la casa de Gran Hermano. Muchos se llevan las manos a la cabeza porque, según éstos, Mercedes Milá debe ser imparcial, debido a su condición de periodista. No es mi intención dedicar varias horas de mi vida a explicar en qué consiste la imparcialidad y la objetividad; sólo diré que ambos conceptos son una entelequia. La señora Milá no podría ser imparcial en su vida por el mero hecho de ser humana y, aunque a muchos se les llene la boca hablando de honradez y objetividad, nosotros mismos - los espectadores - necesitamos que exista esa "parcialidad"... ¿o es que muchos no nos alegramos del sopapo televisivo que le dio la presentadora al matón de Guadalix?.

La señora Milá es periodista y lleva mucho tiempo ejerciendo dicha profesión. A mi entender, los grandes reporteros deben tener personalidad: es decir, no son máquinas de hacer preguntas y copiar las respuestas al instante; el periodista debe indagar en la psicología del entrevistado y sacar de él algo más que lo obvio. Del mismo modo, hay que decir que Mercedes no está en ejerciendo, en Gran Hermano, labores de periodista, ella es presentadora y conductora de un show: ¿se le exige a Jesús Vázquez la misma imparcialidad?

A mi parecer, el verdadero problema de Mercedes Milá es que está demasiado engloriada: se le ha subido la fama un poco a la cabeza. A parte de que esa obsesión -casí enfermiza- por que la gente deje de fumar, creo que ha perdido un poco el norte. A mi modo de ver está como una regadera porque ¿es normal, que con tantos años de profesión, se enfrente de esa manera tan brutal a un personajillo como el tal Javier? ¿qué necesidad tiene Mercedes Milá de caer tan bajo?. Otra cosa es que la mujer tuviera razón, porque la tenía. Muchas mujeres nos hemos sentido heridas por la manera de comportarse del concursante y sus tácticas poco "elegantes". Sin embargo, en público, Mercedes no debería haber caído en el juego soez del concursante.

No obstante me agradó ver "acojonado" a tremendo "machito". Un aplauso!!

Estas rarezas que vienen de la mano de Mercedes Milá no pertenecen sólo a este año y al contexto actual de la casa de Guadalix. Ya en la anterior edición, resultaba bastante deplorable el comportamiento de la susodicha al proclamarse defensora a ultranza de "el galán de las maduritas": Pepe. Resultaba grotesco como se cebaba con los integrantes del bando contrario al casanova y como adulaba a los amigos de éste.

En esta historia, lel secreto reside en tomárselo con filosofía. Algo tiene que estar pasando con las audiencias, ya que, desde hace dos años, al programa se le está viendo bastante el plumero. El que "supuestamente" los espectadores dejen en la casa a los "políticamente incorrectos" (por no decir otra cosa), no creo que sea casual. Como dije, con filosofía... que si en la casa no hay polémica, en el plató está la Milá, para que la haya.

miércoles, noviembre 22, 2006

¿Será esta?

A la altura del betún, nos vuelven a dejar a los jóvenes en el nuevo spot televisivo de la FAD. Una vez más, pulula, por la caja tonta, un nuevo anuncio, parido, sin lugar a dudas, por un comité de carcamales y puretas que nunca han sabido de que va el rollo. Muy lejos quedaron los tiempos en que los anuncios anti-drogas te hacían pensar y te causaban, cuanto menos, "mal rollo". Ahora, la tendencia en este tipo de "fundaciones" es conseguir campañas "molonas", con canciones pegadizas y actuales, para que el joven medio, por lo menos, se fije en el anuncio, aunque no utilice mucho el coco para ello.

En cierto modo, es una manera de supervivencia. Hace unos años, el drogadicto era un ser marginado y repudiado por la sociedad. Todos conocíamos a alguien que se había enganchado al jaco y que malvivía por las calles. Ahora, consumir droga es "integrarte" y el cannabis, incluso, se ve como algo sano y natural. Es normal que una panda de puretas piense que si van a hacer campañas que no sirven para nada, por lo menos que sean "guays" y que se recuerden, aunque nadie cambie su conducta por ellas.

El último NO-A-LAS-DROGAS de la FAD es un claro clamor a la anti-juventud. Sólo lo he visto una vez, y sinceramente espero que lo hayan retirado, puesto que es una monumento al desconocimiento y a lo carca. En el anuncio se muestran instantáneas de gente riéndose, pasándoselo bien, algunos caretos, pero nada que no tengamos en casa la mayoría de personas que no hemos vivido la postguerra. Lo verdaderamente alarmante, es que estas fotografías se asocian con gente que está drogada. ¿Por qué? ¿Es que para pasarlo bien hay que drogarse? ¿Es que todos los que nos lo pasamos bien los fines de semana nos drogamos? ¿Es que todos los que hemos salido en una foto divirtíendonos con los amigos, o con una cara "rara", nos hemos drogado? La incompresión es extrema. La falta de conocimiento sobre la juventud de hoy, suprema. Es una clara falta de respeto hacia todos los jóvenes.

Ya está bien, hombre. Que si somos unos vagos, que si no nos preocupa nada, que si nos asusta el compromiso, que si tal o que si cual. Ya está bien. Ni somos unos golfos, ni unos drogadictos, ni unos alcoholicos. Nos gusta divertirnos, y lo hacemos. Nuestra verdadera lacra es que somos hijos de gente que no se divirtieron en su día y que no entienden que la vida es algo más (debe ser algo más) que responsabilidades y ataduras. Si quieren hablar sobre las drogas, que sepan lo que son. Y si no, que hagan como la difunta Lola Flores: "si no lo comprendes, chútatelo".