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lunes, marzo 19, 2007

¡Quiero triunfar!

Todos sabemos que la competencia en la blogosfera está alcanzando límites desorbitados. A pesar de que hasta hace relativamente poco nadie sabía que era un blog (le daremos las gracias a "Yo soy Bea", o quizás no), a día de hoy parece que todo el mundo gestiona uno, tiene algo que decir o ambas cosas. La conclusión es que la, en sus inicios, freak-blogosfera se ha transformado en una nueva selva donde cantidades ingentes de autores se matan a dentelladas por alcanzar un buen pagerank o una columna en un diario mediocre (de esos que no valen ni para envolver bocadillos).

Supongo que, al principio, para tener cierto éxito en esto de los blogs, sólo hacía falta un buen tema, una buena prosa y mucha fuerza de voluntad. Bien es cierto que, actualmente, han mejorado las herramientas para la edición de blogs, han crecido los buscadores específicos y todo lo que ello conlleva, pero, realmente, son tantas las bitácoras que pululan por la red que llegar a ser alguien en la blogosfera es muy, muy, muy difícil.


Hay una regla en publicidad que dice algo así: "cuando hay muchos productos similares al tuyo en el mercado, lo mejor es diferenciarse; en definitiva, darle una razón al comprador para elegir tu producto y no el de la competencia. Poco importa que esa distinción sea racional o estúpida, de ese simple matiz depende que el cliente se aliste en tu equipo o lo haga en el bando contrario". En el mundo bloggero, es dificil diferenciarse. Puede decirse que, en la blogosfera, está todo (o casi todo) inventado.

No obstante, no está todo perdido. No desesperéis. Desde mi punto de vista, hay una serie de elementos que, implementados en vuestras bitácoras, harán que vuestras estadísticas suban como la espuma. Es decisió vuestra el haceros famoso a dicho precio; hablamos, sin duda, de lo que diferencia al cine comercial del cine de autor, al programa de Sánchez Dragó del Aquí hay tomate. Veamos algunas de estas estas mejoras:

  • Insertar, en todos tus post, una foto de una chica desnuda. Poco importa que estés hablando sobre la guerra de Irak o sobre cómo hacer un sabroso pollo a la apletise, una instantánea de una potente fémina desnuda siempre actuará como buen reclamo y nadie le hará ascos. Desgraciadamente, internet sigue siendo un mundo de hombres y, a los hombres, ya sabemos lo que les puede. Incluir una foto calentita de alguna página típica-del-freakismo-masculino como Greenshines, no hará crecer tu gráfica de nuevos usuarios, pero sí la de los recurrentes.
  • Gestionar un blog de sexo y ser chica. Infalible. Si eres chica y sueñas con un blog de éxito, sólo tienes que crear un bitácora de título sensual y escribir, muy de vez en cuando, si quieres, algún post subidito de tono donde aparezca, a poder ser, un vibrador, una amiga lesbiana o un fontanero. Se te colapsará el blog de ardientes sudamericanos que te harán todo tipo de proposiciones y ofertas que tú, claro está, podrás o no aceptar. Ni que decir tiene que cualquier chico puede crear este tipo de bitácora haciéndose pasar por una femme fatale: le vaticino, incluso, más éxito que si lo escribiera una chica.
  • Colgar fotos de ti mismo. Partiendo de que todo el mundo que tiene un blog es un tanto exhibicionista, incluir fotos personales en una bitácora pública, puede ser un paso más en la escalera del éxito. Para tener cierta trascendencia mediante esta fórmula hay que ser:

    1. Guapo o Guapa: En el caso de la féminas, conseguiréis un público tipo segundo-punto. Si sois caballeros, quinceañeras con piel acneica, aparatos en los dientes y algodones en el sujetador, os abarrotarán de comentarios tipo: "molas mazo, estás muy bueno, queremos un hijo tuyo,..."

    2. Muy feo o feo publicitario: Si eres un detritus de la sociedad y tu prosa es totalmente underground, es muy probable que tengas cierto éxito en la blogosfera. No obstante, si eres un "feo publicitario" y tienes buena labia y sentido del humor quizás puedas optar por algún premio, tipo 20 minutos.

    3. Que sepas utilizar muy bien Photoshop o sacarte mucho partido. Sin duda, la versión más inteligente... ¿a quién le interesan tus caderas anchas, si tienes una buena delantera? El bajo precio de las cámaras digitales en el mercado hace posible que puedas hacerte con la toma perfecta. De esas que te hacen parecer que estás hasta bueno.

  • Montarte una bloghistoria de amor. Sin duda, mi opción favorita. Siempre he sido una romántica. Sinceramente, considero que el amor entre bloggers puede producirse. Una bitácora es un medio de comunicación como otro cualquiera. A menudo, asistimos a los vómitos espirituales de miles de autores que se sinceran con su audiencia ¿qué modo más bonito que este para encontrar a tu alma gemela?. Sin embargo, en este artículo no hablamos de amor, sino de visitas. Muchos autores de blogs se unen como parte de una estrategia comercial. En la línea de la relación de Elsa Pataki y Adrien Brody, muchos bloggers de éxito suelen "enrollarse" (no sabemos si cibernéticamente o realmente) con bloggers de menor difusión. Esto no sólo da que hablar e insufla nuevos aires al blog célebre, sino que da alas a la bitácora pequeña. De todo ello surge una bonita historia de amor que durará lo que dure la farsa.
De este modo, amigos, aunque pueden apreciar que Puntos de Fuga no usa ninguna de estas tretas captadoras de audiencia, podrán comprender que, si dejaran de visitarme, no tendría más remedio que adoptar alguna de ellas y, les aseguro, que no les gustaría visualizar mi horrible espalda peluda xD. Por lo tanto, sigan visitando!!!

domingo, marzo 18, 2007

Cisne de primavera

Recuerdo que, hace muchísimos años, cuando todavía andaba traduciendo las Catilinarias de Cicerón y era una muchacha gris y retraída, me enamoré de un chico que conocí por internet. Con 16 años, lo poco que sabía yo de hombres, se traducía en bombitas de peste y en faltas de respeto, por lo que Ismael, que así se llamaba el chico, se alzaba, ante ellos, como un príncipe recién salido de un fantástico cuento de hadas. Todavía conservo los emails que nos escribíamos cada tarde, donde él me narraba sus andanzas en su instituto de curas y yo le redactaba, fielmente, las horas que había pasado sumergida en inteligibles poemas de Machado; probablemente, pensando en él.

Por aquel entonces, Internet no era el universo multimedia que hoy se nos antoja. Nunca llegué a ver su foto; sólo hablé con él un par de veces por teléfono. Sin embargo, nos pasábamos horas enteras chateando desde nuestros arcaicos ordenadores, cuando el tiempo de conexión se traducía en una amplia factura de teléfono. Jamás accedí a verle. Era una chica llena de complejos estúpidos y de carencias físicas que pensé que él nunca entendería. No sé si alguna vez le llegué a confesar que pensaba en él durante todas las horas del día. Hace tanto tiempo, que todo se confunde en mi mente. Tampoco recuerdo en qué momento dejó de buscarme, sin duda, cansado de mis negativas a conocerlo. Sólo sé que, finalmente, se echó una novieta bailarina, que seguramente era más afín a sus gustos que yo.

El destino quiso que, uno de los días más nefastos de mi existencia, lo viera entrar por la puerta de mi facultad. Fue una aparición fugaz. Llegó a mí igual que la mariposilla que se posa en la flor justo antes de que comience la feroz tormenta. No lo saludé, todo fue muy rápido. Aunque nunca lo había visto en persona, algo en mi interior me dijo que era él. La persona a la que había dedicado tantas horas de mi vida, por la que rellené de letras miles de pantallas de chats y que nunca me digné a conocer. Aquel día, de alguna forma, por fin nos encontramos y, tan rápido como apareció en mi vida, se esfumó, dejándome sola a merced de la tempestad que se aproximaba.

Gracias a Ismael, descubrí a Bukowski. Supe, en el mismo instante en que me transcribió uno de sus poemas, que aquellos versos siempre irían atados a su recuerdo. Hoy que me he acordado de él. Ahí van tus versos:

Cisne de Primavera

También en primavera mueren los cisnes
y ahí flotaba
muerto un domingo
girando de lado
en la corriente
y fui hasta la rotonda
y distinguí
dioses en carros,
perros, mujeres
que giraban,
y la muerte
se me precipitó garganta abajo
como un ratón,
y oí llegar a la gente
con sus canastos de camping
y sus risas
y me sentí culpable
por el cisne
como si la muerte
fuese algo vergonzoso
y me alejé
como un idiota
y les dejé
mi hermoso cisne.

(Ch. Bukowski)