martes, diciembre 04, 2007

Okupas

Es posible que, durante esta última semana, los sevillanos hayamos pronunciado la palabra OKUPA más veces que en todos los años de nuestra vida. Que si nos cortan el tráfico, que si nos colapsan el puente con más afluencia de la ciudad... A mediados de la semana anterior, desgraciadamente, tuvo lugar el desalojo de uno de los enclaves más señeros del Movimiento de Okupación en Sevilla. Hoy en día, debido al triste acontecimiento, muchos sevillanos son más conscientes de que un estilo de vida más solidario y justo es posible.

No voy a engañar a nadie. Todos los que me habéis leído un poco sabréis de qué pié cojeo. Aún así, no es mi intención hacer de este blog un panfleto político. No. No obstante, supongo que, por aquí abajo, tras el desalojo de Casas Viejas (el clausurado centro) los estómagos de más de uno se han agitado, después de escuchar ciertos comentarios, opiniones y demás estupideces que no salen de otro lado que del desconocimiento y del miedo a lo diferente. Porque aquí malos-malos no somos, pero si que somos burros de cojones.


No es, tampoco, éste el lugar para discutir si la propiedad privada debería existir o no. Bien es cierto que, en este mundo, hay muchos que tienen demasiada tierra y otros (entre los que me incluyo) que no tienen donde caerse muertos. Hay muchas injusticias, mucha gente que no llega y otros a los que le sobra. Sin embargo, pocos españoles pueden renunciar al sueño de tener en propiedad un trocito propio de tierra por muy pequeño que éste sea. Somos así de fetichistas.

Sin embargo, ¿qué ocurre cuando la propiedad privada no sólo está deshabitada, sino abandonada, ruinosa y muerta de pena? ¿qué ocurre con todos esos inmuebles que duermen un plácido sueño en la inmundicia, que son basureros estáticos e inservibles, que esperan despertar, en un futuro próximo o lejano donde su propietario pueda especular lo suficiente con ellos como para devolverles una utilidad? En estos inmuebles actúa el movimiento okupa. No son ladrones de hogares ni amigos de lo ajeno, no son yonkis, ni indigentes... Son personas que creen en otro tipo de sociedad, en otro tipo de organización y en otro mundo posible. Dan vida a edificios muertos y desarrollan todo tipo de actividades sociales. Gracias a su trabajo, se autosubvencionan y benefician, con su presencia, no sólo al barrio que los acoge sino a la ciudad donde se asientan.

¿Y por qué tanta mala fama?

Mientras que organizaciones tradicionamente más en la sintonía de ideologías de derechas y del capital encuentran fácilmente el apoyo del gobierno y la comunidad, organizaciones como la Okupa, que se desarrollan en el seno de otro tipo de ideologías, estilos de vida y estéticas, son rechazadas, desahuciadas y poco reconocidas. Llamadme neurótica pero parece que, en este país, no está todavía bien visto ser de izquierdas más de la cuenta.

Muchos somos los que creemos que el Ayuntamiento de Sevilla, y el alcalde chufla que tenemos, no debería frenar la labor de tantos años de Casas Viejas y encontrar una solución que satisfaga a todas las partes en conflicto. Que dejen, por favor, de decir tonterías y de ofender la ideología y la filosofía de vida de las personas. Que dejen de llamarlos "afines al ambiente aberzale", para demonizarlos, sabiendo conscientemente lo que para la mayoría de la gente por estas latitudes puede significar esa palabra. ¿O es que va a ser, ahora, que defender la libertad de autodeterminación de los pueblos es un delito?

En definitiva, ¡Dejen a la gente vivir en paz
! Que en esta ciudad y en este país, hay muchos lugares mejores donde ponerse a limpiar. De eso estoy segura.