lunes, octubre 08, 2007

Basura

Si todavía no os habéis enterado (afortunados ascetas) ya es hora de que sepáis que las noches sabáticas de Telecinco -la cuna de la llamada telebasura- ya no están dedicadas, en cuerpo y alma, a hablar del mundo del corazón. Desde hace algunas semanas, se emite un nuevo espacio multidisciplinar, de esos que tanto gustan ahora, donde se tratan todo tipo de temas que van desde la última pelea del gran hermano, hasta la muerte de un chaval en un campo de futbol, pasando por la última ruptura del famosete de turno. En definitiva, lo mismo de siempre –cotilleo, amarillismo y demás casquería- pero rodeado por una especie de halo de seriedad e imparcialidad que ni el CSI.

En algunos aspectos, podría colar eso de incluir a una “semi-presentadora” entradita en carnes, de mediana edad, poco atractiva, para infundir cierta trascendencia a los temas, sin embargo, cuando descubres que el nuevo formato ha reciclado, ha sacado de su nauseabundo lugar de fermentación del que nunca debieron salir, a dos mastodontes de la parcialidad y la frivolidad, empiezas a sentir tremendas arcadas. Es decir, cuando ves sentado a un lado del presentador a un personaje de la catadura moral de Alfredo Urdaci (u-erre-de-a-ce-i) y a esa eterna hija-de-mamá-pose-de-becaria-hasta-los-restos que se llama Terelu Campos, te das cuenta que te estás tragando la misma clase de bazofia que antes pero con un salsa de tipo-agridulce que todavía da más asco.

Por tanto, no me sorprendió, como comprenderéis, que, el fin de semana pasado, invitaran a tan excelso espectáculo a uno de los señores, a mi enteder, más despreciables del mundo periodístico: Luis María Anson; antaño director de ABC, actualmente, máximo responsable del diario La Razón: ese fantástico, imparcial y veraz exponente de la cultura de este pais. Desde mi punto de vista, la reencarnación misma de Tortuga Duende o del abuelo de Ranma, sólo es llamado para tres temas en cuestión, que domina con inmensa maestría: la defensa a ultranza de nuestra futura reina, el odio a lo rojo y el amor a las jovencitas de buen ver (sin duda, su punto débil). En La Noria, además de tirarle los tejos descaradamente a la hija de la Campos, aprovechó también para hablar sobre la inestimable profesional que fue Letizia, mientras trabajaba bajo sus órdenes en ABC, honor que compartió con el mencionado U.R.D.A.C.I -adalid de la veracidad- que también fue el jefe de la princesa, en esa oscura época suya en la Primera (por no decir vergonzosa época). Fue el presentador, con un par de genitales, el que le preguntó a Tortuga Duende si había existido, hace cientos de años, algún tipo de complot para expulsar del gobierno a Felipe González. Luis María contestó así:




Primero, alaba al Sr. González, luego lo compara con Franco, luego dijo que no hubo pacto, para más tarde exponer que hubo una táctica de acoso y derribo, para hacerles comprender a los españoles que era necesario el cambio. ¿Senilidad? No. Una imparable verborrea del augusto señor para finalmente concluir que, como todos sabíamos, hubo un complot de la prensa del lado diestro para expulsar del gobierno de España al, según el propio Ansón, mejor político español del siglo XX. Einnnnn??

Aunque no aparece en el vídeo, seguidamente le preguntaron si le parecía honorable eso de promover la caída de un gobierno y de intentar influir en la opinión de los españoles, a lo que contestó que el país, a pesar de sus triquiñuelas tramposas, tenía la suficiente conciencia política como para tomar decisiones libres y argumentadas. “Trabajamos mucho para que el pueblo español entendiera que era conveniente el cambio”…

¿Sólo a mí me parece extremadamente peligrosa esa frase? ¿Quién es este señor o su compañero en faenas de colorida mujer y corbatas para “hacerme enteder a quién debo votar”? ¿Acaso acertaron con el cambio? ¿Para qué leemos periódicos? ¿Para informarnos o para aleccionarnos? Está claro que en ese plató estaban encarnados el pasado y el presente de la tergiversación periodística española: El Sr. Anson y D. Alfredo Urdaci. Luego llamamos a ciertos programas “basura”, cuando algunos periodistas podrían entrar de cabeza en el mismo negro y nauseabundo saco. Sinceramente, no sé qué será mejor: ver el Gran Hermano o leer cada mañana el periódico de este señor.

5 comentarios:

Caminante 2.10 dijo...

ahora que saco unosminutos aprovecho apra mandarte un beso enorme.. que conste que seguimos esperando. se hace derrogar...

Respecto a lo que dices, no se puede decir de mejor forma algo que sscribo totalmente.. menos mal que ese dia o vi la tele porque los sarpullidos aun no se habrian borrado de mi maltrecha piel.

Reparito 2.07

La Escapista dijo...

Otro enorme para ti!! Espero que vaya bien el parto y que ayudes mucho a tu mujer! No te impacientes ni te pongas nervioso porque salir tiene que salir :) Ya nos dirás como es la pequeña Uxue, futuro aita, jeje.

Un abrazo!

Isabel Burriel dijo...

Siempre lo digo: la prensa cada día me da más miedo. Tienen todo el poder para manipular y contar lo que les sale de los cojones haciéndonos creer lo que ellos quieren.
No había visto el programa ese. A excepción de algunos programas telecinco lo tengo vetado. Me repatean.
Esto que acabas de contar parece el culebrón periodístico. El jefe, redactor maquiavélico que educó a la pobre cenicienta que acabó casándose con el príncipe.
Tienes toda la razón. Espera que me voy a vomitar.

Gracias por el voto.
Besos

Tony Astonish dijo...

Pues yo tampoco vi el programa y procuro ver basuras de ese o del otro tipo, aunque como bien dices la basura está por todas partes, incluso en los quioscos... De todos es sabido que los medios de comunicación son los que tienen el poder, y sí que es cierto que da miedo como personajillos como estos nos tienen en sus manos... ¿Cuando nos daremos cuenta TODOS de lo que nos están haciendo?

Besos.

Anónimo dijo...

Es cierto que la prensa puede manipular,pero cuando hay sentencias firmes y gente en la cárcel (Vera & cía. ) no hay acoso y derribo que valga.

Felipe González no sólo perdió unas elecciones sino que nos trajo delincuencia, paro y pobreza en Andalucía, además de muchos casos de corrupción sentenciados judicialmente.