miércoles, enero 03, 2007

Una fórmula prodigiosa

De un simple vistazo, se puede comprobar que el último grito, en los días previos y posteriores al fin de año, está en incluir, en la programación de cada cadena televisiva, el programa más barato y aprovechado del medio: un programa de zapping. Aunque existen cadenas que, por lo menos, tienen la decencia de emitir recortes de su propia programación, otras, llamadas chupócteras, se aprovechan de lo emitido por la competencia, utilizando, cual pajaro carroñero, los mejores momentos de ésta, para ganar audiencia. Desde mi perspectiva de espectadora (no muy forofa de estos programas, la verdad) he de decir que se agradecen más los del segundo tipo, a pesar de su carácter ruin. Me resultan infumables programas tipo "La Coctelera" de Canal Sur, en el que sólo aparecen niños o viejos, fruto de la programación de calidad de la televisión autonómica andaluza.

Este tipo de programas está ideado para pensar poco, o, simplemente, no hacerlo. Multitud de imágenes se presentan ante nuestros ojos, colapsando el cerebro de los más capaces, de tal manera que sólo logramos emitir (entre estímulo y estímulo) el típico "¡Coño! ¡Qué ostia se ha pegado!", "¡Qué fuerte!", "¡Este es bueno!" y, como no, la socorrida carcajada. Cuando acabe el programa, si es que es posible ver del tirón un programa de estas características, posiblemente no nos acordemos de nada de lo que allí se ha dicho. Es lo que tiene.

Sin embargo, en uno de esos programas vi una secuencia que me llamó la atención y que, desde el primer momento, quise incluir en Puntos de Fuga. Se trataba de unas imágenes de Cuatro, de, posiblemente, uno de estos programas hiper-mega-guays, progres y comprometidos de la cadena, de los que no tienes ni idea del título, pero que identificas inmediatamente con la tele de Polanco. La presentadora/entrevistadora era Antonia Moreno, tristemente conocida por conducir el patético reality "Libertad Vigilada" en Antena 3. En el zapping, le hacía una entrevista a, probablemente, un experto en marketing. Reproduciré la conversación, con la fidelidad que me permite mi cerebro de ameba:

Antonia Moreno: Buenos días, vengo a presentarle un nuevo producto. Una idea revolucionaria que, estoy segura de que triunfará en el mercado.

Experto en Marketing: Bien, ¿de qué se trata?

A.M: Mi producto tiene 2500 ingredientes. Tiene alquitrán, plomo, aluminio... hasta 2500 ingredientes, algunos de ellos secretos. Se llamará ToxicFresh (O Toxicola, no me acuerdo. Y saca una botella de refresco con un contenido de extraño aspecto).

E.M: (Se extraña y pregunta) ¿Y usted cree que un producto de determinadas características le dará beneficios?

A.M: ¡Claro! ¡Voy a forrarme! ¡Seguro! ¡Le he puesto nicotina!
Y ahora, como no, la esperada reacción: "¡Este es bueno!" (Siguiente zap-zap-zapping)

2 comentarios:

trabancos dijo...

Pues tendré que dejar de fumar... (otra vez)

La Escapista dijo...

Te aconsejo que no te lo propongas durante esta primera semana de enero porque, según las encuestas, lo más probable es que no lleves a cabo tu cometido (parezco un horóscopo)

Saludos!