Hace algunas noches, en uno de esos zappeos para escapar de una buena tanda de anuncios, di, por casualidad, con Bienaventurados, un programa de Canal Sur -un tanto bizarro a mi entender- que vino a sustituir a los Ratones Coloraos de Jesús Quintero. Presentado por la inestable María Jiménez y su nutrido séquito de infrahumanos, el programa consiste en entrevistar íntimamente a personajes famosos de diversa índole. Para que nos entendamos: es uno de estos shows televisivos, donde la cámara es bastante propensa a los planos cortos. Tanta vela, oscuridad e intimidad sumergen al espectador en tal experiencia hipnótica que hasta los planteamientos de los famosetes más borderline, llegan a suscitar un cierto interés.
Como os decía, aquella noche, cuando por casualidad di con él, estaba siendo entrevistado Don Bertín Osborne, eterno galán español y paradigma del señorito andaluz allá donde los halla. Me resultó interesante que, con 19 años y mil pesetas en el bolsillo, el cantante dejara su casa para dedicarse, presumiblemente, al mundo del artisteo. Según cuenta, buscó trabajo, ahorró y, al cabo de un par de años, decidió hacerle una visita a cierta zagala natural de Los Ángeles (y no de los de San Rafael). El joven Bertín, ni corto ni perezoso, modesto donde los haya y un poco bruto -para qué negarlo- cogió su vespino, se recorrió toda la piel de toro, cruzó en un ferry el Canal de la Mancha y se embarcó, finalmente, en un barco rumbo a Nueva York. Lo realmente curioso reside en que, durante todo el trayecto, el cantante no se separó ni un minuto de su vespino, y una vez en territorio yankee, se cruzó el país de cabo a rabo montado en ella, recorriendo la mítica ruta 40, conocida, también, como The Golden Highway.
Particularmente, siempre me ha caído mal Bertín Osborne. Más allá de que el hombre tenga tanto dinero que no le hubiera hecho falta trabajar para vivir como un marajá, más allá de que siga llevando por bandera la asquerosa pose de señoritingo andaluz que tanto nos ofende a algunos, más allá de que sus discos y programas televisivos apesten, lo que realmente me desconcierta es esa falsa moral que lleva por bandera. Osborne, para muchos, siempre ha representado a el chico rebelde (tipo Miguel Bosé) que reniega de su familia y su posición para dedicarse a la farándula. Sin embargo, aunque esa rebeldía se traduce en su vida pública y profesional, a fin de cuentas, no deja de ser un pavo que no deja de beneficiarse de su altísima posición, de sus maravillosos caballos, sus bodegas, sus perros, sus tierras, etc. etc. etc.
No obstante, contemplando como hablaba, a la luz de las velas, sobre esa juventud pasada, a lomos de aquella vespino, no pude evitar pensar en cuanto me gustaría llevar a cabo su hazaña. Tener el suficiente valor como para coger carretera y manta y plantarme, un amanecer, en las puertas de Los Ángeles. No pude evitar pensar cuanto tiene que enriquecer el espíritu una experiencia semejante, como debe de calmar un viaje como este tus inquietudes por vivir la vida, por soñar, por disfrutar tu juventud. Sin embargo, a pesar de sus ideas rebeldes, yo no soy Bertín Osborne. No tengo un padre rico, ni una carrera que dejar de lado porque tengo el suficiente dinero como para no necesitarla... Siempre he envidiado a todos aquellos que escogen por voluntad propia pasar un año sabático, disfrutar, levantarse tarde y coger fuerzas para una eterna e intensa vida laboral. Sin embargo, esos años sabáticos solo los disfrutan los ricos, los que no tienen coche que pagar, ni un Macbook financiado, ni proyectos de independizarse... pero... ¿no sería estupendo poder salir corriendo?
7 comentarios:
Y quien no ha deseado alguna vez recorrerse una de esas míticas rutas americanas, la 66, la 40 o la inexistente Interstate 60, a bordo de un descapotable o una buena y confortable custom? Lo del vespino quedaba fuera de mis sueños, pero cierto que le da un punto (puntazo) mas de aventura al asunto.
No se por que razón exactamente, pero las motos te dan ese espíritu aventurero, rebelde, que ni el mejor de los coches te sugiere. En mis años de motero me encantaba coger la moto un sábado o domingo, y salir de casa sin rumbo fijo, a disfrutar de la carretera, de los paisajes, de la moto misma. Al cabo de la tarde siempre volvía a casa, pero alguna vez tuve la tentación de no volver atrás.
Ahora vuelvo a estrenar moto (por fin!) y espero algún día tener el valor para hacer algo así, aunque no tenga el mismo mérito con una deportiva que con un vespino, pero no tener el apellido Osborne lo compensa no? :P
1saludo
Yo sé que algún día alquilaré un coche y me haré la ruta Oeste-Este desde Los Angeles (o quizás desde San Francisco, que me llama más) a Nueva York, en la que ya he estado y pienso volver en cuanto pueda.
Haré esa ruta. No sé cuando, ni de qué manera, ni con quién, si la haré solo o cuanto me llevará, y mucho menos cuanto tiempo me llevará pagar el préstamos que pediré para conseguirlo. Pero lo haré.
De eso sí que estoy seguro.
Un saludito.
+ Bloody:
Felicidades por la adquisión. La verdad es que nunca he entendido la pasión de algunas personas por las motos tochas. Supongo que el ciclomotor es muy atractivo a la hora de manejarse por ciudad, sin embargo veo muchos más beneficios en un buen coche que en una moto de gran cilidrada. Pero es lo que dices, el espíritu aventurero solo te lo da una moto!!
+ Joerace:
Me da a mí que tu te harías la ruta Oeste-Este corriendo. Desde luego sería una experiencia única.
Un saludo!
jajajajajaj
No te creas, aunque tengo en mente hacer el Camino de Santiago Corriendo, eso sí....algún día. Pronto. En algunas vacaciones. Y parar en los pueblos que me vaya encontrando por el Camino, pero claro, con algún tipo de asistencia y esas cosas...
Como todo...algún día...pero se hará, seguro :)
Un saludito
Pues sí estaría bien eso de echar a correr una aventura por un sueño... Pero eso me temo que es más bien para cuando se es joven y, como bien has apuntado, cuando se tiene dinero... muuucho dinero...
Un besazo.
Lo que durante la entrevista no señaló Bertín fueron las veces en las que llamó (por conferencia y a cobro revertido) a su padre para que le diera dinero para la gasolina :D
Vaya con el Señorito Osborne!! La verdad es que quién pudiera llevar a cabo su hazaña! Desde luego a mí me encantaría. Eso de tener un año sábatico, recorrer Europa y América, es un gran sueño que tengo, y recorrer la ruta 66 sería ya una auténtica pasada... pero claro, falta money ¬¬ Así que habrá que trabajar duro para un día, sin ser demasiado viejos, llevar a cabo una aventurilla similar!
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