Tengo una madre adicta a la limpieza. Es totalmente antiséptica. Tanto que, a veces, llego a creer, firmemente, que no es sangre lo que corre por sus venas, sino algún tipo de producto desinfectante, lejía o alcohol etílico. Está bien eso de ser limpio. Pensaréis que es elogiable conservar tu morada impoluta y totalmente ordenada. Pues no. Es una mierda. Es enfermizo. Vivir con un adicto a la limpieza es como habitar en una cárcel dorada, donde todos tus movimientos -sean cuales sean- crearán polvo, basura y harán de tu hogar un nido de ratas y cucarachas. Al menos así piensa mi madre. En mi casa, hay miedo. Estamos literalmente acojonados, controlando férreamente cada una de las partes de nuestro cuerpo y esfínteres que puedan contribuir a la insalubridad de la vivienda. Cuando acontece algún tipo de descuido -una miga de pan en el suelo- o alguna hecatombe -se cae un vaso de cocacola-, ahí está mi madre, plumero en ristre, escoba en la retaguardia, con su inconfundible cara de asesina a sueldo. Mal asunto, amigo.
Según mi madre, nadie limpia como ella. Se podría decir que es una artista de la limpieza, su perfeccionismo sólo es equiparable al de un pintor flamenco. No hay recoveco por el que su paño no haya pasado. No sirve de nada que me pase horas limpiando meticulosamente alguna habitación, mi madre siempre irá a la esquina más escondida, donde obviamente yo no he limpiado, para afianzar su puesto como mejor limpiadora del siglo. Y, encima, trabaja 8 horas en un puesto de responsabilidad. Para que después digan que somos el sexo débil.
Al igual que pasaba en la película "Mary Poppins", miles de asistentas han desfilado por mi casa, aunque sólo unas pocas agraciadas han tenido el privilegio de limpiar más de una vez en ella. El 99% de las candidatas o bien no pasa el escrupuloso ojo antiséptico de mi madre o bien, piensan, en que, para ganar tan poco dinero, no hay que partirse demasiado el lomo. Sea como fuere, todas coinciden en que mi casa está limpísima. A lo que mi madre siempre contesta con un inmodesto "no, mujer, tengo la casa muy abandonada".
Hace algunos días, contactó con una chica japonesa. Desde el principio me resultó extraño. No es que crea que mi nacionalidad es superior a otras, sin embargo, no deja de inquietarme tener empleada a una persona proveniente de una sociedad tan superior y avanzada como la nipona. Bien es cierto que, en todos los países, hay empleadas del hogar, pobres, ricos, yonkis y prostitutas... pero sigue sin cuadrarme. A todo esto, hay que decir que yo soy una enamorada de Japón. Mataría por viajar al país del sol naciente. ¡Soy de la generación de Daniel San y el Sr. Miyagi, por Dios! Mi preciosísima colección de la tira "Maison Ikkoku" de Rumiko Takahasi preside, triunfal, mi estantería. Cuando mi madre me comunicó que la japonesa vendría a hacer la prueba, yo me acababa de terminar "Memorias de una geisha" y soñaba con vestirme a dicha usanza y hacer la ceremonia del té. Aquella misma noche, soñé con la chica. No me la imaginé como la malhumorada Misae Noara de Shin Chan, sino, más bien, como una versión moderna de la geisha Hatsumomo. La soñé posada elegantemente, limpiando el brillante suelo, con un kimono que representaba el día del cerezo en flor. Mientras fregaba tranquilamente el piso, mi madre le lanzaba improperios y le enseñaba que para limpiar hay que ponerse camisetas de propaganda y despatarrarse en el suelo.
Desde luego, nada más lejos de la realidad. La japonesa hizo la prueba y la pasó con creces y, desde luego, no se parecía ni a la señora Noara ni a Hatsumomo. Vive en España desde hace años. Es sumamente reservada y respetuosa. A día de hoy, somos la envidia de la comunidad de vecinos. El exotismo se ha adueñado de mi casa. ¡Japón llama a mi puerta! Veremos cuanto tiempo dura este tratado de colaboración.
6 comentarios:
Pasé por aquí y decidí darme una vuelta.. ¿Enamorada de Japón?.. Prepara un buen plan y escápate.. O, no lo prepares, pero escápate igualmente.. Merece la pena.. Recomendación de una viajera..
Un saludo
Hola Escapista.
Si quieres seguir la cadena del "Meme literario",te la he pasado.
Mira en mi blog y siguela si te apetece...
Saludos.
Llevo años soñando con viajar a Japón, para mí sería lo más parecido a viajar a otro mundo que se me ocurre: otras costumbres, otros modos de vida, otros valores, otra filosofía...
Si te decides y vas por allí, ya me contarás qué tal te ha ido...
+ Srta. Flog y Trabancos:
¡Ojalá pudiera ir! Por lo que sé, Japón es carísimo y no soy mileurista ni de lejos... Está complicadilla la cosa. Acabo de echarle un vistazo a mi cuenta corriente, y me da a mí que serás tú -trabancos- el que me cuente como es Japón. jeje. qué ruina! De todas formas, siempre nos podrá ilustrar la Srta. Flog que ella ya se ha dejado caer por ahí. (te envidio)
+ Jenny:
Mi próximo post será tu "Meme Literario". Será el primer meme que hago, jeje.
Un saludo para los tres!
yo tengo una madre como la tuya, y te comprendo, es insoportable, es bueno tener la casa limpia , pero no es bueno dejar de vivir tranquilo por ese fin, ademas , un poquitin de polvo hace bien, crea anticuerpos, bueno quizas lo mio es peor pues mi papa se fue de mi casa por esa obsecion
lo olvidaba
http://trabajeencasayganebien.blogspot.com
para que me visites
gracias
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