Parece mentira que, tan sólo hace unos años, rellenara varios cuadernos con poesías. Los veo y no puedo entender dónde se encuentra esa capacidad mía para expresar mis sentimientos. Leyendo aquellos poemas, tan íntimos míos, tan propios de una vida no mejor que esta, puedo trasladarme en el tiempo y ponerme en la piel de aquella chica tímida que, aparentemente, nadie quería. No sé en qué punto de mi vida perdí el increíble don de sólo decir lo que sentía, sin reparo o verguenza. No sé en qué momento despareció esa "inocencia" que me hacía confiar ciegamente en cualquier persona que me hablara o me besara.
Con aquellos poemas, aprendí a bucear en mi interior, a conocerme y a descubrir que, aunque odiara con toda la fuerza de mi universo a aquella capa exterior que me recubría, me sentía agusto siendo yo. Con mis rarezas, con mis depresiones, con mi negatividad y mi mente fugaz y extraña que tan malas pasadas me jugó siempre. En aquellos momentos yo era gris. Totalmente transparente para el género masculino, sin duda. Una chica estúpida dispuesta a perder cualquier reducto de su personalidad por gustar, caer bien, o por llamar, si hubiera podido, un poco la atención.
No mejoró mucho que me fijara, por aquel entonces, en la persona menos conveniente. Todavía me recuerdo, en los jardines de la antigua universidad, mirando el cielo azul del junio más hermoso de toda mi vida. No recuerdo momento más feliz que aquel, ni instantes más maravillosos que aquellos suaves días estivales. Parecía un sueño. Fue sólo un sueño. A partir de entonces, empecé a caer, a mirar, de nuevo, los tristes suelos, a mis pesados pies y a aceptar que, quizás yo no estaba destinada a contemplar aquellos cielos.
Me dormía todas las noches llorando y me calmaba escribiendo desgarradores poemas obcecada en un destino que nunca estuvo para mí. Las personas de mi entorno giraban a mi alrededor -frenéticos- como en esos anuncios de la tele, mientras que yo avanzaba por la vida a cámara lenta mirando al suelo y recordando momentos que no se volverían a repetir. Entonces, apareció la única persona que, hasta entonces, tuvo la capacidad de ver algo a través de ese halo gris que me envolvía. Y fue, en ese momento, cuando comenzó mi historia.
3 comentarios:
Uno que tiene una historia y un pasado detras tiene que decir lo siguiente: Soy lo que soy admas de por lo que como, por loq ue he vivido, con sus momentos agradaables, tiernos, burbujeantes y jodiademente tristes y malos.
Pero es todo loque he vivido loq ue me ha hecho ser lo que soy ahora.
Por cierto bonito post!!! Escribes de maravilla!!!
Reparito 2.07 a las siete menos veinte de la mañana. que conste!!
Eso es algo que nos ha pasado a todos, o que por lo menos a mí también me ha pasado... El sentirme totalmente invisible en un mundo en el que quería participar de lleno.
Quería agradar y gustar a la gente pero por alguna extraña razón no lo conseguía. Ahora he cambiado y me siento más fuerte, pero a veces vuelven retazos de aquella incomprensión y me hacen sentir realmente triste, pero hay que seguir adelante y con la cabeza bien alta!
Solo con leer la primera parte pense ke de donde habias salido...es como si yo misma hubiera escrito eso.."la chica timida a la ke aparentemente nadie keria" es impresionante. Saludos.
Publicar un comentario